Recuerdo una anécdota risueña de cuando a mi hermano menor, párroco de Villa Allende, militares del tercer Cuerpo le allanaron la casa en 1976 buscando armas. Derribaron el Altar, trozaron una imagen yacente y varios excesos más. Pero la minuciosa requisa dio por resultado que se encontrara un par de zapatillas ADIDAS que le habían regalado para su cumpleaños y él había olvidado. Le dolió que se las llevaran. Pero . . . era lo menos que podía pasarle.
Cosa parecida nos está pasando a nosotros. En este allanamiento de nuestra Patagonia decretado desde el Norte, ya nos han robado el petróleo, la tierra, las bellezas naturales para contemplar algunas de las cuales tenemos que pedir permiso.
Como la cosa venía tan fácil con los Gobiernos vendidos que tuvimos, ahora se atrevieron al oro y se comprometieron a dar trabajo a todo Neuquen con la explotación “a cielo abierto”que les ahorraba costos y destruía el medio ambiente. Gritamos, y parecen haberse detenido momentáneamente, convencidos de que siempre aparecerá algún entreguista que firme papeles secreto a espaldas del pueblo.
Eso está sucediendo ahora en Tierra del Fuego. El gobernador Manfredotti ha autorizado el 26 de Julio, por decreto recién ahora conocido, la instalación en Tolhuin, de una base del“escudo defensivo”ideado por Bush, para prevenir e impedir ensayos y explosiones nucleares . Los integrantes de esta base podrán transitar libremente por toda la provincia, si así lo requieren sus“estudios” Y también podrán realizar explosiones nucleares subterráneas, para la investigación y aplicación con“fines pacíficos” ¡Gritemos! Nos están robando hasta las zapatillas!
Monterrey, la reunión convocada de urgencia por Estados Unidos con la táctica de tomar desprevenidos a muchos, les resultó un verdadero chasco. Ni derrocamiento de Castro, ni intervención en Venezuela, ni simpatías mejicanas, ni oposición a que Venezuela se integre al MERCOSUR, ni desaprobación de los contactos entre Brasil, Argentina y Paraguay, ni ratificación del comienzo del ALCA lograron aprobación. Los más“prudentes”entre los cancilleres y presidentes opinaban que no había que despertar al león. Son argumentos de prudencia con olor a cobardía. A pesar de eso, hubo pronunciamiento valientes. Por este motivo, se fueron con la“cola entre las patas”. Sigamos gritando, ahora que nos damos cuenta de lo que tenemos y lo que valemos.
