A la hora de definir el resultado de la elección, la maquinaria electoral, o más bien el aparato clientelar, impuso –como otras veces- su propia lógica y el final es por todos conocido.
Como correspondía, en el Ateneo del Parque hicimos nuestra interpretación y nuestra autocrítica del resultado de las urnas.
Evidentemente no supimos o no pudimos transmitir a los correligionarios lo que pensamos, nuestra visión de las transformaciones que creemos indispensables en nuestro centenario partido, para recuperar los sueños, para recuperar las utopías, las de los radicales, y las de la sociedad en general.
En el contexto de una comunidad con ciertos condicionamientos, con mucho descreimiento, queda una tarea ardua por delante, la de continuar bregando sin pausa por los cambios de rumbo, por los golpes de timón en la conducción política, que permitan a todos los radicales sentirse parte, ser realmente protagonistas de las decisiones que tome el partido, de elegir democráticamente a los candidatos para cargos públicos, de opinar sobre las políticas de gobierno.
Las nuevas autoridades partidarias tienen ahora en sus manos la responsabilidad y el desafío de dar pasos importantes en la tarea de dar mayor fuerza y presencia al radicalismo. Es el momento en que hay que pasar de los discursos y las expresiones de anhelo a las acciones concretas, a las decisiones políticas que brinden al afiliado el protagonismo que este se merece.
Escuchar, proponer, debatir, proyectar, movilizar, formar, en fin, darle otro sentido a la militancia y a la vocación social y política de muchos correligionarios, son iniciativas que deben traducirse en hechos; será una manera de dar respuesta a los miles de radicales que no concurrieron a las urnas el domingo 6 de junio, que se quedaron en sus casas, disconformes y desilusionados.
Poner a funcionar el Plenario de Presidentes de Comités Departamentales, darle vida al Centro de Estudios Radicales, constituir los Comités partidarios en todos los distritos y departamentos, llevar a los lugares más recónditos de la provincia el pensamiento y la acción del radicalismo, impregnar del espíritu radical a las nuevas generaciones, alentar la formación y la capacitación de buenos ciudadanos y líderes políticos, dar testimonio y ejemplos de buena política, tanto en lo partidario como en el ejercicio de la función pública, escuchar y ser solidarios con los afiliados, respetar las resoluciones que éstos adopten de manera democrática, son algunas de las propuestas que planteamos durante la campaña y que ofrecemos como aporte para la construcción de un radicalismo fortalecido y con la mirada puesta en las aspiraciones y en las necesidades de la sociedad.
Con el mismo espíritu constructivo, debemos alertar sobre las conductas impropias de algunos funcionarios y dirigentes oficialistas, que de manera abierta y grosera, llevan adelante persecuciones y “aprietes” contra nuestros militantes y ex – candidatos en muchos lugares. Indudablemente que de esta manera no se contribuye a fortalecer a nuestro partido ni se hace honor a uno de los valores característicos del radicalismo: el respeto a la dignidad de las personas.
“El que gana gobierna y el que pierde acompaña”, dicen desde el oficialismo y repican desde otros sectores. Nosotros decimos: “el que gana tiene la responsabilidad de conducir, pero debe hacerlo respetando los principios históricos de la U.C.R., su Carta Orgánica, la voluntad de los afiliados y sobre todo debe convocar -en la práctica no solo en el discurso- a todos los sectores internos del partido para definir las líneas estratégicas a llevar adelante”. Esto debe ser así, puesto que el oficialismo no puede creerse un intérprete de todos los radicales ni de sus sueños colectivos. Esto se hace con generosidad, sin persecución ni sectarismo.
Desde el Ateneo del Parque estamos dispuestos a acompañar, a contribuir, a “empujar el carro”, siempre que en éste vayan los sueños colectivos de todos los radicales y de la comunidad en su conjunto, y no los mismos de siempre y sus expectativas sectoriales o particulares.
Seguimos creyendo en los mismos sueños y en las utopías de siempre, y por ello continuaremos bregando por un radicalismo participativo, amplio, generoso, de todos, con un proyecto común que abrace con fuerza los inalterables principios y doctrina que nos dejaron Além, Yrigoyen y tantos otros auténticos apóstoles de la democracia y de la república.
ATENEO DEL PARQUE