Cualquier crítica a la situación de injusticia e inhumanidad de la guerra palestino-israelí es sospechado inmediatamente de“antisemitismo” La gente sensibilizada por los atentados suicidas de los palestinos, no lee, ni mide la gravedad de las noticias apenas perceptibles en la mayoría de los diarios, acerca de las atrocidades cometidas por los israelitas bajo las órdenes de Sharon, el ingenioso creador del muro que contenga los avances terroristas y, al mismo tiempo prive a los palestinos del acceso a importantes medios de aprovisionamiento. La táctica evidente es enjaularlos para eliminarlos.
Pero es tremendamente satisfactorio que el Israel bíblico está presente también en el Israel de hoy. Las máximas para tratar al extranjero recordando sus exilios (Egipto y Babilonia) todavía tienen vigencia para muchos judíos establecidos en Israel y celosos defensores de su Patria, de su Historia y de su religión.
Contra las sádicas expresiones de un sargento primero de la reserva de las Fuerzas defensivas de Israel, Ron-Fover, regodeándose con el recuerdo de las torturas a un prisionero palestino, el teniente coronel Eitan Ronel, ha denunciado la conducta inmoral de las Fuerzas israelíes en los territorios ocupados. Y esto, junto con la indignación provocada por otros hechos, entre los que se cuenta la represión interna y armada de manifestantes israelíes que no coinciden con la política oficial, lo ha movido a presentar su renuncia al grado militar que ostenta como veterano de la guerra de los siete días. Acusa además al Gobierno, de represor y antidemocrático ya que, violando las leyes de humanidad con los enemigos, se ve obligado a reprimir a los mismos ciudadanos a quienes pretende defender. Ronel es una expresión del pensamiento y la actitud de muchos compatriotas suyos.
El silencio frente a los conocidos abusos de las tropas israelíes y el abundante comentario de los atentados palestinos, llevan a formas opiniones mayoritarias y parcializadas. La violencia y la guerra no tienen justificativos. Sólo que la de los más poderosos es la que tiene que moderarse primero, si realmente se desea la paz. Y Sharon ha elegido el otro camino Aunque no es difícil oler el petróleo que brota de sus abrazos con Bush
