Los futbolistas reconocieron que Sandokán –jefe de la barra- estuvo en el predio, pero dijeron que a los otros dos no los conocían. Declararon ante la Justicia que al momento de los hechos sólo habían sido víctimas de una amenaza verbal –“pongan huevo”- y que después uno de los violentos al que no pudieron reconocer le tiró un golpe a Bottinelli, quien terminó con el ojo morado.
Esta nueva versión de los hechos en la Justicia contradice a la que expusieron los propios jugadores ante los medios, donde aseguraron que los agresores eran los que siempre están en el club, y a los que, de hecho, se les aplicó el derecho de admisión para el próximo partido que afrontará el equipo de Omar Asad, el sábado a las 19:15 frente a All Boys. Los barras tienen nombre y apellido: Cristian Evangelista (Sandokán), Maximiliano Vaccaro y Gonzalo Silva.
Como el defensor aseguró que el tema estaba superado y que no pensaba hacer la denuncia, y teniendo en cuenta que las lesiones leves (la causa fue caratulada como “lesiones en riña y amenazas”, a cargo del fiscal Gustavo Galante) son un delito de instancia privada que sólo avanza bajo el consentimiento del damnificado, no caerá castigo alguno sobre los barrabravas, quienes afrontaban una pena de hasta cuatro años de prisión.
La única posibilidad de que el caso contra los violentos prospere es que el vicepresidente Jorge Aldrey, quien estaba presente el día de la agresión, y el arquero y capitán Pablo Migliore, a quien se le adjudica tener diálogo con los barras, declaren ante la Justicia algo distinto al resto de los involucrados.
Fuente: playfutbol.infobae.com