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Viernes 29 de Marzo de 2024
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Argentina, a un paso de la gloria

El nuevo ciclo, iniciado poco después del Mundial de Brasil, cuenta desde fines de este año nuevamente con Carlos Tevez, el jugador del pueblo, más allá de las suspicacias que se generaron en torno a su ausencia en la cita ecuménica.

Lo cierto es que Sabella demostró en la Copa del Mundo que sabe de fútbol, ya que entendió lo que le exigió cada cotejo, salvo el debut con Bosnia (2-1), y superó cada problema que surgió a partir de las distintas lesiones de sus principales figuras.

La fase de grupos, en la que Argentina ganó el F, con puntaje ideal, tras lograr tres triunfos en igual cantidad de partidos, mostró la mejor versión del astro Messi, el buen nivel del arquero Sergio Romero y la consolidación, tanto a nivel futbolístico como en la consideración de la gente, del lateral izquierdo Marcos Rojo, uno de los futbolistas del plantel más resistidos.

El seleccionado de Sabella derrotó sucesivamente a Bosnia (2-1, el 15 de junio en Río de Janeiro), a Irán (1-0, el 21 en Belo Horizonte), y a Nigeria (3-2, el 25 en Porto Alegre) y dejó en claro su chapa de candidato al título, el cual le es esquivo desde México 1986.

En esos tres primeros encuentros, Argentina estuvo muy lejos de brillar desde lo futbolístico, pero sí definió un estilo de juego, más allá de no responder -del todo- a las expectativas que generó previo a la llegada a Brasil con un plantel plagado de estrellas, que en algunos casos no llegaron en su plenitud física al certamen.

En las sucesivas instancias relucieron otras figuras, ya que con el transcurrir de los partidos Messi sintió mucho el desgaste inicial, no solo desde lo físico sino también desde lo mental, y eso se notó en los distintos campos de juego.

Entonces, en los octavos de final, luego de una genialidad del crack rosarino que juega en Barcelona de España, Ángel Di María convirtió el gol de la victoria por 1-0 sobre Suiza, el 1 de julio en San Pablo. Así, el actual mediocampista de Manchester United de Inglaterra empezó a ser determinante en las instancias decisivas.

Ya en los cuartos de final, Gonzalo Higuaín, el goleador apagado, le devolvió la confianza a Sabella, quien lo bancó pese su pésimo rendimiento deportivo, con el tanto del triunfo por 1-0 frente a Bélgica, el 5 de julio en Brasilia. El delantero de Napoli de Italia jugó un partidazo cuando todo el mundo cuestionaba su titularidad.

Argentina, pese a no mostrar su mejor versión futbolística, se instaló en las semifinales donde le tocó medirse con Holanda. Y el 9 de julio en San Pablo surgieron otras dos figuras: por un lado, Javier Mascherano en una jugada extraordinaria para evitar el gol de Arjen Robben en el final de un partido (de ajedrez entre los técnicos) que terminó 0-0 al cabo de 120 minutos de juego, y, por el otro, Romero en la definición con tiros desde el punto de penal.

El arquero misionero, cuestionado por su inactividad en Mónaco de Francia, le contuvo los penales a Ron Vlaar y a Wesley Sneijder y le dio la clasificación a Argentina a una final de una Copa del Mundo luego de 24 años. La última vez había sido en Italia 1990 (también con derrota ante Alemania por 1-0).

Sabella atribuyó, entre otras cosas, a la "fortaleza del grupo", algo en lo que coincidieron todos los integrantes de un plantel en el que reinó la armonía a lo largo de toda la estadía en tierras brasileñas, el hecho de jugar el partido decisivo frente a Alemania, que venía de humillar por 7-1 a Brasil (la peor derrota en la historia del seleccionado local) en Belo Horizonte.

Así, llegó la final del 13 de julio en un Maracaná de Río de Janeiro repleto con casi 75 mil espectadores, donde los hinchas argentinos no solo volvieron a decir presentes -como en los otros seis partidos- sino que además le dieron color a un estadio mítico.

Sabella planteó -como ante Holanda- un partido perfecto, ya que dominó desde lo táctico a Alemania -el "cuco", un equipo imbatible, el que le hizo 7 (sí, 7) a Brasil-, porque le cedió campo y pelota, y prácticamente no pasó sobresaltos, a excepción de los últimos 15 minutos del primer tiempo, donde los alemanes tuvieron tres oportunidades de gol claras.

Y esto porque la lesión de uno de sus mediocampistas (Christoph Kramer) hizo que Joachim Löw, el entrenador alemán, metiera un delantero más (André Schürrle). Seguramente, habrá pensado: "Argentina se defiende, yo lo ataco".

Antes y después de eso, Argentina tuvo el gol en los pies de Higuaín y Messi, pero increíblemente ambos se equivocaron en la definición.

Ya en el segundo tiempo, donde Sabella salió a ganarle -esa fue, al menos, la intención- a Alemania con los ingresos de los delanteros Sergio Agüero (recuperado de una lesión aunque quizá la mayor decepción desde su rendimiento futbolístico) y Rodrigo Palacio (otro que desaprovechó todo lo que tuvo para convertirse en héroe), Messi merodeó el gol, pero otra vez no.

Luego hubo un clarísimo penal del arquero Manuel Neuer a Higuaín, que no sancionó el árbitro italiano Nicola Rizzoli, un nuevo Edgardo Codesal, pues vale recordar el Mundial de Italia 1990 -coincidentemente otra final contra Alemania-, donde el mexicano perjudicó al seleccionado de Carlos Bilardo y Diego Maradona con un penal inexistente de Roberto Sensini a Rudy Voeller, que Andreas Brehme cambió por gol en el epílogo del partido.

Después, el cotejo se acható, llegó el tiempo suplementario, una chance de gol por lado, y cuando parecía que llegaban los penales, un centro desde la izquierda, el único error de la defensa desde lo conceptual, y gol de Mario Götze. 1-0 y chau título mundial. El tiro libre de Messi, sobre el final, fue la durísima falta de reacción de un equipo que tenía todo controlado, pero que se quedó sin nada.

El mal estado físico de casi todos los delanteros que fueron al Mundial: Higuaín, Agüero y Palacio llegaron con respectivas dolencias, el notorio desgaste de Messi y la lesión de Di María (se perdió la final), más el discreto rendimiento de Ezequiel Lavezzi reavivó el "Tevez-Gate".

Se rumoreó que la figura de Juventus de Italia no fue a Brasil 2014 por tener diferencias con parte del plantel, algo que él y los jugadores que sí estuvieron en el grupo mundialista se encargaron de desmentir. Con el diario del lunes, como se dice, el 'Apache' hubiera sido necesario.

La llegada de Martino al seleccionado le abrió las puertas a Carlos Tevez. Con él, Messi y compañía Argentina intentará ganar la Copa América de Chile 2015.

El seleccionado 'albiceleste' no gana un título oficial desde la Copa América de Ecuador 1993, sin tener en cuenta las medallas de oro logradas en Atenas 2004 (Tevez fue el goleador con 8 tantos) y Beijing 2008 (con casi todos los futbolistas que estuvieron en Brasil 2014).

De ahora en adelante, Martino deberá encontrar la forma de que Messi, Tevez y compañía vuelvan a darle clase y jerarquía al elenco argentino, que necesita urgente un título, más allá del buen trabajo de Sabella.

Chile 2015 es la primera meta, y el Mundial de Rusia 2018 el objetivo final. Todos, al final de cuentas, esperan que Argentina regrese a la senda de los triunfos y está todo dado para que así sea.

Fuente: Télam

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