En el comienzo del partido fue el juego de las tácticas: el vértigo del seleccionado argentino contra el orden defensivo del venezolano.
Y en ese juego el que ganaba era el conjunto visitante, porque se cerró de tal manera que obligó a los dirigidos por Maradona a jugar bien abierto y tirando centros a nadie.
El tema, es que Maradona se inclinó por los “chiquitos”, entonces, la estrategia de Venezuela era brillante, porque en su área caían centros para que se lucieran los centrales.
El único que entendió el juego en el primer tiempo fue Javier Mascherano, como siempre el mejor de Argentina, porque anticipaba, abría la cancha, mostrándose como variante para ser receptor de la descarga y cuando tenía que enviar la pelota al área lo hacía por abajo.
La actitud de los venezolanos así como complicó en los primeros minutos al ataque argentino lo favoreció en defensa, porque resignó toda la posibilidad de ataque.
Cuando los sonidos del silencio se apoderaban de la cancha llegó la apertura del marcador, con una brillante definición de Messi, luego de una jugada que se inició con un “slalom” desde su propia área, que derivó en Carlos Tevez, quien habilitó en forma perfecta al delantero del Barcelona.
Télam