• ¿Hasta dónde llegará el castigo? En la semana, el Comité de Seguridad postergó el choque entre San Lorenzo y All Boys que debía disputarse ayer por la agresión al futbolista Jonathan Bottinelli. Fue una medida preventiva tras un hecho de violencia concreto. Consumado el descenso de River, y debido a los destrozos causados en el Monumental y al apriete al árbitro Sergio Pezzotta, al club “millonario” se le clausuró el estadio, al que recién podrá volver ante Atlético Tucumán, en la fecha 14, el 13 de noviembre. La barra de Di Zeo destrozó cámaras de seguridad y violó molinetes ayer en su ingreso al estadio. Se habla de que La Bombonera podría ser clausurada, decisión que comenzará a tratarse hoy en la Ucpevef (Unidad de Coordinación de Seguridad y Prevención de la Violencia en Espectáculos Deportivos). Con este panorama, el equipo de Falcioni, encaminado al título, podría quedarse sin festejo en su propia casa.
• ¿Y los dirigentes, qué? Envalentonados con el andar del equipo, y ocupados en las últimas alianzas previas a las elecciones (se celebrarán el 4 de diciembre), los principales referentes de la política de Boca evitan referirse al tema de las barras. Lo cierto es que ambas facciones están legitimadas. La barra oficial, que recibe los beneficios propios de toda barra, y hasta la de Di Zeo, quien después de recuperar su status de socio logró reunirse con Ameal para reclamarle trato igualitario. En una entrevista concedida al diario deportivo Olé antes del partido con Atlético Rafaela, blanqueó que las entradas para sus fieles “salieron de Boca”. “Ameal, Beraldi, Crespi. Pongan al que quieran”, desafió. Y se jactó de tener “un guiño político muy fuerte”. Si la interna estalla en un enfrentamiento como el que supieron saldar Los Borrachos del Tablón, que terminó con la vida de Gonzalo Acro, ¿habrá responsables más allá de los propios barrabravas?
Fuente: playfutbol.infobae.com