El caso es que el falso Eriberto triunfó en el fútbol y llegó a jugar en una de las ligas más importantes del mundo sacándose casi cuatro años de encima de un simple plumazo, o si se quiere de un simple ´documentazo´.
La decisión del brasileño del Chievo Verona de contar la verdad, tras cuatro años de jugar en el fútbol italiano con nombre falso, provocó un escándalo similar al desatado hace ya casi dos años cuando se descubrió el caso de los futbolistas extranjeros que habían falsificado sus pasaportes para actuar en condición de comunitarios. (Télam/SNI).