Sin jugar un gran partido, Central resultó un justo ganador, especialmente por lo que hizo en la primera etapa. En ese lapso, el conjunto dirigido por Juan Antonio Pizzi tuvo la iniciativa y neutralizó, casi sin problemas, a Quilmes.
Sin embargo, a Central le faltaron ideas y claridad para crearle peligro a Emanuel Trípodi. En ese segmento dos remates de Ricardo Gómez, uno de ellos se fue pegado a la base del palo izquierdo, representaron las más peligrosas aproximaciones del equipo rosarino.
Cuando parecía que Central iba a padecer para abrir el marcador, llegó el gol. Corría el minuto 29, cuando Antonio Medina ingresó al área de Quilmes, Sebastián Martínez lo fue a marcar, el delantero de Rosario cayó al piso y Patricio Loustau cobró infracción, una infracción que dejo dudas. Castillejos no se preocupó por eso, se paró frente a la pelota y sacó un remate que la depositó en el fondo de la red.
En desventaja, Quilmes se adelantó en el campo de juego, pero fue algo demasiado desorganizado y poco claro, especialmente porque Miguel Caneo, el hombre encargado de manejar el balón, nunca pudo hacer pie en la mitad de la cancha. En el complemento el dominio del partido fue más repartido, pero Central siempre fue el más inteligente de los dos. Carente de ideas, el único recurso ofensivo que tuvo Quilmes fueron los centros. Pero estos nunca tuvieron precisión y nunca le llegaron con cierta justeza a Martín Cauteruccio, su delantero más peligroso.
Pero a pesar de ese detalle fue a través de un centro que Quilmes dispuso de su mejor ocasión para empatar. A los 25 minutos cayó un envió desde la izquierda, y Leandro Díaz, apareciendo por el segundo palo, metió un cabezazo que hizo estrellar la pelota contra el travesaño.
De ahí en más no hubo nada que destacar. Central se mantuvo firme, y Quilmes, impotente, no lo pudo quebrar.
