Quizás Eduardo Ripamonti (integrante de una caracterizada familia de la ciudad) y Antonio Vivanco (primer presidente honorario) no imaginaron jamás aquel 13 de enero de 1907 que la asamblea constitutiva del entonces club Atlético Argentino de Rafaela iba a devenir en semejante alegría en una calurosa y soleada jornada de diciembre de 2002.
Es que la ciudad conformada por mayoría de inmigrantes italianos y sede de uno de los mejores establecimientos lácteos del país está viviendo en la antesala de la gloria (tendrá cuatro chances para acceder a la divisional privilegiada), gracias a la labor desarrollada por el equipo dirigido por Oscar ´Cachín´ Blanco. (Télam).-