Desde temprano, un numeroso grupo de hinchas cordobeses se agolpó en la puerta del hotel donde se aloja el plantel, a la espera de ver a alguno de los jugadores del seleccionado argentino: el más requerido (por ser local) fue Javier Pastore. A la vez, hubo gente que se acercó al estadio donde se jugará el trascendental encuentro.
Lo que era un pequeño grupo, a esta hora se convirtió en una enorme cantidad de público que circula alborotado por los alrededores del Mario Kempes. Y la efusividad se multiplica cuando se enciende una cámara de TV que intenta reflejar la previa.
Bandera, globos, alguna vuvuzela (presente a un año de la final del Mundial 2010) y gente con la cara pintada de celeste y blanco le ponen sonido y color a una tensa espera. Sí, aunque el equipo de Batista todavía no mostró su fútbol,la gente no pierde la ilusión y espera que esta noche sea "la" noche. (Infobae)