River se mostraba endeble en defensa, sin ideas en el medio y con una alarmante anemia ofensiva encarnada en el ya patético Esteban Fuertes, que hizo rebotar en el travesaño un remate lanzado sin arquero y prácticamente desde debajo del arco.
Un triunfo por cuatro a dos muy sufrido, con mérito del técnico Manuel Pellegrini para hacer ingresar a Cavenaghi por Astrada, encontrando la llave para abrir un partido cerrado en sus propias ´cajas fuertes´. (Télam).