Catamarca
Jueves 28 de Marzo de 2024
Buscar:

DEPORTES

El espíritu del automovilismo local, presente en el Dakar

Fotos, saludos y aliento fueron la postal repetida en cada una de las localidades recorridas por los corredores del Rally, situación que evoca a las épocas doradas del automovilismo.
(DIARIOC, 03/01/2009) Los relatos de los más veteranos cronistas de automovilismo sobre los legendarios "grandes premios" argentinos de los 60 eran hasta hoy para los más jóvenes nada más que eso, recuerdos de una época dorada en la que los coches de carrera cruzaban pueblos por rutas repletas de fanáticos de Ford o Chevrolet. Hasta que llegó el Dakar y todos pudimos revivir ese tipo de emociones.

La salida del rally este sábado por la mañana desde Buenos Aires, en la primera etapa hasta Santa Rosa, fue la continuidad de la fiesta popular de la tarde anterior en el centro porteño y la confirmación de que se abría otra etapa en el automovilismo argentino, otra vez con el calor de miles y miles de personas saludando y animando a competidores, aficionados y profesionales, hasta las afueras de Buenos Aires.

Los periodistas, como los de Télam, que realizan la cobertura desde máquinas de un equipo oficial de competición, sintieron esa ola en carne propia. Apenas introducido en el navegador satelital (GPS) el código de la jornada que permite develar el recorrido detallado de la etapa, la salida de la capital repitió las escenas de admiración, en buena parte ganadas por los que corren este Dakar, como ese piloto de moto que se detuvo en el peaje de la autopista Ricchieri a buscar una moneda en el fondo de su bolsillo para pagar el pase.

Después, las misiones y las reglas de pilotos y vehículos de apoyo del rally se diferenciaron claramente. Para unos, la concentración en la meta y la velocidad. Para el resto, como dicen las "reglas de oro" del Dakar, los que asisten no corren. Si no, la advertencia es ruidosa: apenas el reportero a cargo de la Touareg Race 2 de Volkswagen en la que viajamos por las rutas habilitadas pasó los 110 kilómetros, el limitador de velocidad hizo sonar una alarma.

Aceptados determinados códigos de prudencia antes de subir a la máquina, da miedo pensar que por una penalización a un coche, todo el equipo oficial pueda ser castigado con pérdida de puntos.

La llegada antes del mediodía a Saladillo, sin embargo, volvió a ponernos a todos en la misma condición de mimados por un público enfervorizado que había esperado incluso toda la noche, con todo el folclore de comida y familia que ya se conoce del Turismo Carretera nacional.

Los pobladores locales o de localidades vecinas se abalanzaban, antes de la largada del tramo especial hasta Trenque Lauquen por caminos de tierra, sobre el primer coche, moto, cuadriciclo o camión que se detenía en el punto de partida.

Fotografías, saludos, aliento, escenas repetidas pero en plena Pampa y cuando el rally verdadero comenzaba. Fueron bien recompensados, después, por los pilotos lanzados a sacar los mejores tiempos posibles en unos caminos todavía llanos y sin grandes dificultades, como los de estas primeras dos etapas, hasta Puerto Madryn.

El primer famoso en salir fue un tricampeón de la prueba, el francés Stephane Peterhansel (Mitsubishi), pero el español Carlos Sainz (VW) siguió detrás con un ritmo que impresionó en la primera recta, a casi 180 kilómetros por hora. "ste siempre al límite", comentó entre el polvo que levantaba alguien del equipo alemán.

El segundo y último enlace, hasta Santa Rosa, alargó el romance con la gente. Los grandes candidatos, en general, siguieron sin detenerse pero hubo competidores de moto y otros que pararon en estaciones de servicio para proveerse de bebida o de un sandwich y siguieron recibiendo muestras de admiración.

La Touareg Race de los periodistas hizo una parada para repostar también, en Pellegrini (una de estas máquinas consumen 14 litros de gasoil cada 100 kilómetros), y aunque era claro que ninguno de nosotros tenía pinta ni podía manejar como Sainz o Peterhansel, esos minutos de detención fueron motivo del mismo festejo y las mismas fotos para los pobladores.

Una pareja de treinta y pico de años, con tres hijos de entre 4 y 7 años, salió como tantas otras familias a la ruta en Trenque Lauquen. Su comentario resume el de muchos más: "`Por fin tenemos algo bueno, un espectáculo internacional que viene a la Argentina. Cuando supimos que pasaban por acá (en el tramo de enlace) no lo podíamos creer".

Los saludos provenían desde pequeñas multitudes reunidas en calles aledañas, grupos en sillas en torno de una mateada y hasta piletas de casas con parque al borde de la ruta.

El final de la jornada, en el campamento general montado por los organizadores para el final de esta etapa en Santa Rosa continuó ese hormigueo de gente, pilotos, mecánicos, periodistas, funcionarios y personal de todo tipo con algún trabajo asignado entre grandes carpas de los equipos más poderosos y pequeños "iglúés" de los participantes con menos recursos, parte de una ciudad recién levantada donde todos buscan los lugares asignados para comer, refrescarse o descansar.

Todos en el campamento entramos en la noche convencidos de que esto recién había comenzado y de que el espíritu del automovilismo argentino y su pasión popular llegó para quedarse y para dejar una marca imborrable en el primer Dakar que se corre fuera de Africa.
María Pía Del Bono, enviada especial(Telam)

(Se ha leido 291 veces.)

Se permite la reproducción de esta noticia, citando la fuente http://www.diarioc.com.ar

Compartir en Facebook

Prensa MTB Catamarca Fotos | Calendario
Sitemap | Cartas al Director | Turismo Catamarca | Contacto | Tel. (03833) 15 697034 | www.diarioc.com.ar 2002-2024