Soñar con los 39 goles en los primeros seis encuentros del torneo de 1955, disputado en Chile y conquistado por Argentina, es una verdadera utopía en la actualidad. Menos aún pensar en una goleada como la que la selección albiceleste le propinó a Ecuador en 1942, la cual es récord hasta estos días: 12-0.
Quizá se explique en la tibieza de los grandes candidatos del presente, Argentina, Brasil y Uruguay, o en el crecimiento de sus respectivos rivales, Bolivia, Venezuela y Perú, históricamente los equipos más flojos. Depende del cristal con que se mire.
Los que pagaron $480 por un palco (precio oficial) y hasta $2.000 en la reventa para el partido inaugural probablemente se habrán quedado con las ganas de presenciar una actuación decorosa del equipo local, con Lionel Messi a la cabeza. El domingo, en tanto, bajó el telón sin gritos en dos actos.
Anoche, Chile regaló las mejores sensaciones en lo que va de la Copa. Así y todo, le costó vencer a un juvenil combinado mexicano en el -siempre hasta ahora- partido con más goles del torneo: apenas tres (2-1).
Las matemáticas y la historia dicen que, en 43 ediciones, se convirtieron 946 tantos en los primeros seis choques de cada campeonato (258 partidos en total), a un promedio de 3,7 goles cada noventa minutos. En su versión 2011, la media marca un pobre 1,3, lejos incluso de los 2,4 que se alcanzaron en el último Torneo Clausura.
En sus inicios, la Copa América se llamaba Campeonato Sudamericano y la dirimían cuatro selecciones a través de un cuadrangular (es decir, en seis partidos, los mismos que hoy completan la primera fecha de la fase de grupos). Por ejemplo, en la pionera 1916, Uruguay fue campeón tras vencer a Chile y Brasil e igualar con Argentina. El torneo tuvo 18 conquistas, 3 por partido.
Más allá de las estadísticas, apenas un recorte literal del fútbol, el gran déficit hasta acá radica en el juego mismo. Pruebas a disposición en los casi 540 minutos de espectáculos de baja calidad.
Fuente: playfutbol.infobae.com
