"Cuando en aquel torneo en Norteamérica conseguí ese puntaje, sinceramente pensé que me iba a alcanzar para acceder al primer lugar del ránking, pero me pasó el canadiense (en su mejor torneo alcanzó 2632,29 puntos). Estar arriba de todo es algo que me gustaría concretar. Pero esta vez no se pudo y no me vuelvo loco. Estoy muy contento y creo que en algún momento lo podré conseguir, porque no es una meta imposible. De cualquier manera, yo ya tengo cuatro medallas mundiales -dos de plata y dos de bronce- y a punto de cumplir 30 años, con todo lo que tengo estoy más que conforme", prosiguió el atleta becado por la Secretaría de Deporte.
Este 2007, que para Julio comenzó con buenas noticias, será un año repleto de torneos. Mientras se prepara para disputar la primera fecha del Argentino, en Rosario, repasa en su mente los compromisos por venir. "A fines de agosto será el Mundial, en Austria, y espero repetir una buena actuación (en 2005 fue subcampeón). Antes en marzo, viajaré a Australia para afrontar la primera parada del tour mundial. Y en julio tengo el Panamericano de Río de Janeiro, al que iré con la meta de subirme al podio, entre los canadienses y los estadounidenses, que son los que dominan este deporte".
La historia de Javier Julio en este deporte comenzó hace mucho, cuando apenas contaba cinco años. "Mis viejos tenían una lancha y esquiaban, pero por hobby. Hasta que en un momento, mi mamá nos llevó a mi hermano mayor y a mí a una escuela, para que aprendiéramos. Me gustó, me enganché en esto y a los ocho años comencé a competir". Aunque la cosecha de triunfos comenzó un poco después: "Fue en 1991. Viajé a mi primer Campeonato Latinoamericano juvenil y no conocía nada, todo era nuevo para mí. Pero en esa competencia me quedé con la medalla de oro y me dije: ‘Epa, acá pasa algo’. De ahí en más empecé a trabajar con más intensidad".
{adr}Ahora, a punto de llegar a los 30 y con varias medallas colgadas del cuello -entre las que se destacan las mundiales, 10 doradas en Latinoamericanos y la de oro en los Juegos Odesur- Julio reconoció: "Con todo lo que hice en mi vida estoy satisfecho, porque representar al país a nivel internacional es de por sí un objetivo cumplido. Aunque está claro que cuanto más consiga, mejor. Además, dicen que la madurez de un deportista de elite en esta actividad es a los 30, y este es un deporte que se puede practicar hasta los 40. Así que todavía tengo tiempo para seguir progresando".
Aunque dejó en claro que, por estos días, también tiene otras prioridades. "Me casé hace cuatro meses y también estoy muy feliz por eso. Lo del ránking me puso muy contento, pero me di cuenta que hay otras cosas en la vida que están primero. ¿Si cuando tenga hijos les voy a transmitir este deporte? Claro... No sé si a nivel competitivo, pero te aseguro que van a aprender a esquiar antes que a caminar. Esta actividad tiene la ventaja de ser muy familiera, de practicarse al aire libre y de tener constante contacto con la naturaleza. Es una sensación increíble".
