Dos bombas de estruendo en apenas once minutos de juego obligaron la suspensión del partido y desencadenaron una fuerte discusión de los jugadores “pinchas” -con Juan Sebastián Verón a la cabeza- con los barras de su propio club. En definitiva, no fueron más de diez las personas que produjeron los disturbios.
Lo que por supuesto no registró las cámaras de la televisión fue la entrada de los hinchas de Estudiantes, que pasaron con los artefactos de pirotecnia, prohibidos en los estadios del fútbol argentino. Se sospecha a su vez que hubo violentos que tenían impedido el ingreso al Centenario por el derecho de admisión, aunque otros aseguran que se trató precisamente de un pase de factura de los violentos a la dirigencia albirroja por la supuesta “discriminación” a los incluidos en esa “lista negra”.
Tampoco se vieron los incidentes ocurridos ya lejos del estadio, un cruce entre hinchas de Estudiantes, en otra clara muestra de la interna que afecta a la barra brava. Cerca de las calles 7 y 72 de La Plata, hubo corridas, golpes y piedras, pero ningún detenido por cualquiera de los hechos que empañaron la noche de fútbol.
Qué se dijo
"Estaba todo armado. Cuando a los 3 minutos cayó la primer bomba de estruendo nos dimos cuenta que había algo raro", advirtió Verón tras la suspensión. ". Y prosiguió: "Por una pelea de facciones se nos cortó la posibilidad de revertir un mal momento y no se le permitió ver el partido a los verdaderos hinchas que hacen un esfuerzo para apoyarnos en este mal momento".
El presidente de la institución, Enrique Lombardi, coincidió y hasta utilizó palabras similares a la del capitán del equipo: "No fue un hecho aislado, sino que fue preparado, premeditado por los violentos a los que queremos alejar del club. Cuando vimos que caía la primera bomba, supimos que había algo raro".
Su par de Banfield, Carlos Portell, denunció: "Por más que todos los dirigentes se pongan de acuerdo para erradicarlos, lamentablemente no existe el apoyo de la Policía". Apoyó que el partido se reanude a puertas cerradas y lamentó: "No puede ser que un periodista o un dirigente entre con un cuchillito y se lo detenga por arma blanca y los barras lo hagan con bombas que parecían pelotas de 15 centímetros".
El entrenador de Banfield, Ricardo La Volpe, comentó: "No fue una cuestión futbolera, es una cuestión política. Lo vi desde el arranque, desde la primera bomba de estruendo, aunque no sé el fin. También lo vi a Verón hablar con los hinchas y algo pasa. En Estudiantes hay un mar de fondo".
El médico del plantel “pincharrata”, Cristian Pechervsky, declaró que el arquero Christian Lucchetti quedó "algo aturdido y mareado" por la explosión de las bombas de estruendo, aunque en principio fue "un trauma sin mayores consecuencias". "Esperaremos 24 horas y le haremos un estudio específico", agregó.
Fuente: playfutbol.infobae.com