La Selección “local” se transformó en un verdadero dolor de cabeza para las instituciones que pelean “algo”, ya sea en el fútbol nacional o el plano internacional. El calendario, apretado por demás, complica aún más este recurso de armar un seleccionado con los jugadores de acá para proyectarlos a futuro.
Alguna vez fue Carlos Matheu, en un ignoto amistoso ante Costa Rica en San Juan (26 de enero de 2010), quien se rompió los ligamentos de la rodilla derecha cuando atravesaba un muy buen momento en el Independiente de Américo Gallego. El partido se desarrolló tras las exigentes pretemporadas que tuvieron los jugadores con sus respectivos clubes, pero parece que eso nadie lo tuvo en cuenta.
En la misma era, la de Diego Maradona, también se abrió la polémica con la lesión de Fabián Monzón. Boca acusó a la Selección de devolverlo lesionado, desde AFA le pegaron a los “xeneizes” por no cuidar al lateral y desconocer que estaba desgarrado. Aquella vez, Donato Villani, el médico de Argentina, admitió que el futbolista presentaba una “lesión muscular crónica”. En Boca, como se esperaba, desmintieron todo y replicaron: “Monzón terminó el partido con Independiente sin dolores ni lesiones”.
Ya con Batista como entrenador la cosa no varió demasiado. En el primer amistoso “local” cayó Ariel Rojas. El volante de Godoy Cruz, y una de las figuras del conjunto mendocino, debió dejar la cancha con una fuerte distensión en el isquiotibial de la pierna izquierda. Así, se perdió no sólo dos partidos por el torneo local, sino también un juego clave ante Independiente por la Copa Libertadores.
Ayer, ante Ecuador en Mar del Plata, no fue la excepción. Claudio Yacob, quien pasaba por un gran momento en Racing, se desgarró y estará tres semanas fuera de las canchas. Así, el equipo de Miguel Ángel Russo sufre una baja sensible para estos tres partidos que deberá afrontar, justo después de ganar el clásico y sumarse al lote de los equipos que pelean por el título.
Ni que hablar cuando las lesiones son con futbolistas que juegan en el exterior, tal como, por ejemplo, pasó con Japón, en Saitama, cuando aquel viernes 8 de octubre, además de la derrota 1-0, se sumaron otra tres malas noticias para la Selección y para Diego Milito, Esteban Cambiasso y Mario Bolatti, quienes debieron dejar la cancha antes de tiempo con distintas molestias musculares.
La última, la más explosiva y polémica, fue la de Lionel Messi, aunque hay una serie de suspicacias que envuelven la discusión. ¿Estaba o no lesionado? Lo cierto es que el rosarino acumulaba un exceso de actividad física y sus músculos sintieron el rigor, lo que otorgó como resultado una sobrecarga muscular que lo marginó del amistoso ante Costa Rica, para la bronca de todos los fanáticos “ticos” que querían ver a “La Pulga”.
Así, se abren los interrogantes. ¿Qué hacer? ¿Cómo actuar? Las respuestas parecen difíciles de elaborar. A la Selección nunca se le deben cerrar las puertas, ni negársele jugadores; en definitiva, todos los jugadores que llegan a Primera estiran su sueño y se imaginan con la celeste y blanca. Ahora bien, si los calendarios son cada vez más apretados y cada vez se juegan más torneos, siempre habrá un perjudicado: o las selecciones o los clubes. Esto es lo que pasa cuando a nadie se le ocurre pensar en el fútbol como deporte, más allá del negocio que esto implica. (Infobae)
