Desde la cancha de Lanús, y mientras todavía sonaban las puteadas por la derrota reciente, Leonardo Astrada confirmó que mañana, ante Newell’s, volverá Ariel Ortega, el que no era tenido en cuenta desde hacía dos meses. Viniendo de quien viene, sorprendió el anuncio. Más bien pareció el manotazo de un DT que no logra hacer de su plantel un equipo.
Momento histórico este que vive el fútbol argentino, que encuentra a sus dos más grandes exponentes mordiendo el polvo. Nunca antes Boca y River compartieron la humillación de estar entre los últimos de la tabla, de que a los dos al mismo tiempo eso de grandes les quedara gigante.
En el Clausura, River ocupa el puesto 16o y sólo consiguió tres victorias en doce fechas. Pero lo peor, de lo que más se quejan sus hinchas, es que no le hace un gol ni al arco iris. El último de los ocho que marcó fue hace 285 minutos (Canales, ante Huracán) y ya superó la peor racha (menos) goleadora de su historia, que estaba en poder del River 86/87 con sólo diez tantos. Eso sí, y no está de más aclararlo, ese equipo jugaba la Copa Libertadores que finalmente ganó.
A Boca tampoco le resulta difícil superar sus peores estadísticas. Hasta aquí, el equipo de Alves (¿se lo puede seguir llamando así?) protagoniza la peor campaña del club en torneos cortos. Un punto y dos posiciones por debajo de su clásico rival, sólo festejó triunfos en dos oportunidades en el actual certamen.
En cuestión de goles, sus números también asustan. En este caso, no es que le cueste hacerlos (lleva 18, y es de los equipos más goleadores), sino que se le hace imposible evitarlos (le metieron 24). Con un promedio de dos goles en contra por partido, por lejos, es el que tiene el arco más vencido. Lo siguen, ¡con siete menos recibidos!, Lanús, Arsenal y Chacarita.
“Tocamos fondo”, dijo Martín Palermo minutos después del 1-2 con Central. Sin embargo, ese piso duro que ya les hinchó la cara a jugadores, técnicos y dirigentes (y algo peor a los hinchas) de Boca y River, todavía sigue para abajo. Es como si los dos equipos más grandes del país estuvieran transitando los primeros círculos del infierno de Dante. Aún queda mucho para seguir bajando.
Y en ese sentido, aunque la crisis dirigencial es más grave en Boca, donde las internas provocaron las renuncias de Carlos Bianchi y Alfio Basile, los padecimientos económicos castigan más a River, que no sabe de dónde sacar plata para reforzar un plantel que, de seguir así, dejará de ser de Primera.
El descenso es, justamente, el destino más temido en Núñez. Cuando arranque el próximo Apertura, a River se le borrarán sus mejores números recientes (el Clausura 08 que ganó) y volverá a sentir el dolor por haber sido último (Apertura 08) por primera vez en su rica historia. A eso ahora le tienen miedo en La Boca. Sólo dos equipos, Rosario Central y Atlético Tucumán, están por debajo de los xeneizes.
Antes, en las chicanas entre los simpatizantes de ambos clubes se escuchaba mucho aquello de “somos los más ganadores de Argentina”, en alarde a los 33 campeonatos locales en poder de los millonarios, o “nadie tiene más copas que nosotros”, en alusión a los 18 títulos internacionales que suman los xeneizes.
Hoy, hasta los hinchas tuvieron que aggiornarse y recurrir a muchas de esas gastadas que, hasta hace poco, era más común oírlas en el folclore de equipos chicos.
Fuente: criticadigital.com.ar
