Sin embargo, su presencia no fue determinante. Visiblemente afectado desde el punto de vista físico, no pudo nunca convertirse en el conductor del equipo xeneize.
En el segundo tiempo, con hielo sobre el tendón de aquiles, el crack de Boca siguió el encuentro como un director técnico más. En varias oportunidades se lo pudo ver dándole indicaciones a su reemplazante, Cristian Chávez, quien tampoco pudo desequilibrar.
Habrá que ver ahora cuántas fechas tendrá de recuperación Riquelme, que cerrará este año con un sabor amargo por lo poco que pudo jugar. (Infobae)