El año fue brillante para el tenis argentino que terminó con cuatro jugadores entre los 30 mejores y siete entre los 50 para consolidarse como una de las mayores potencias del tenis mundial.
La final de Wimbledon de David Nalbandian fue lo más destacado del año y precisamente el tenista de Unquillo fue el mejor argentino en el duodécimo puesto.
Esta fue la mejor posición de un argentino en el final de temporada desde que Alberto Mancini se colocara noveno en 1989.( Télam)