Pero Messi trató de encontrarse a sí mismo con reflexión y tranquilidad. En soledad, lejos de su familia que ayer le mandó mensajes de aliento y donde su padre, Jorge, pidió un poco de clemencia ante tantas críticas que no suman y sólo restan. El mejor futbolista del mundo sabe que su nivel no es el mejor, por eso, quiere hablar en la cancha, el próximo lunes en el crucial partido contra Costa Rica por el Grupo A.
Ayer Messi, en la práctica, se encargó junto a Nicolás Burdisso, una vez más, de pedirle disculpas a sus compañeros por la discusión que tuvo con el defensor de la Roma. Un altercado propio de la calentura que genera que las cosas no funcionen como uno lo esperaba.
Para finalizar, trató de descomprimir la situación que le tocó vivir por primera vez en su carrera: los insultos y silbidos. “Estoy bien y con muchas ganas”, dejó en claro. Que el lunes comience a tener su pequeña revancha. (Infobae)