Cuando no está fuera de él, generalmente cambia el chip y se vuelve un niño introvertido, casi con desgano al hablar, con frases de ocasión. Ese Messi no atrae.
Sin embargo, cuando el martes por la noche se sentó frente a los periodistas sorprendidos, porque su aparición no fue anunciada con anterioridad, dio la sensación que aquella figura había quedado atrás, que los años ya le dieron madurez.
El crack de Barcelona de España fue preciso con cada una de las respuestas que brindó en la conferencia de prensa. Cuando lo ameritó, se tomó unos segundos para pensar mejor la idea, en la devolución al periodista.
Incluso, hasta por momentos, su tono de voz fue distinto. Se trató de un tono firme, más grave y con autoridad.
El propio Messi afirmó que está feliz, que está contento y se le notó. Que su condición de padre le cambió la vida. Ante los reporteros se paró como el verdadero capitán de este barco que pretende llegar a buen puerto.
Con 27 años a cuestas (el próximo 24 cumplirá un nuevo aniversario), el triturador de récords dio otra imagen al mundo. De aquel joven que se escondía tras una sonrisa nerviosa a aquel que miró directamente a los ojos a su interlocutor y respondió con firmeza.
Messi, ya dejó de ser un pibito.
Fuente: Télam
