Las nuevas normas, dijeron, permitirán además de bajar costos una notable mejoría del espectáculo, donde los corredores volverán a tener un rol decisivo como en el pasado.
"La F-1 del 2002 era vieja, ahora se rejuvenece y se hace más bella con la desaparición de todos estos dispositivos inútiles, como la telemetría bidireccional que costaba entre 3 y 4 millones de euros por temporada. Ahora serán los pilotos quienes dirán la última palabra", declaró Flavio Briatore, titular del equipo Renault. (Télam-SNI).