El qatarí, máxima autoridad del fútbol asiático entre 2002 y 2011, orquestó "una campaña encubierta" de agasajos y sobornos para conseguir el apoyo a la candidatura de su país, que finalmente fue elegido para organizar la Copa del Mundo que sucederá a Rusia 2018.
Según la investigación, el millonario árabe transfirió 200.000 dólares a cuentas de 30 presidentes de asociaciones africanas; organizó banquetes y recepciones por 400.000 dólares para esos directivos y pagó 1,6 millones meses antes del voto clave a cuentas bancarias del ex dirigente de la FIFA Jack Warner, que era uno de los 24 miembros del Comité que tomó la decisión.
Fuente: Télam