Serena, máxima favorita y líder absoluta del ránking de la WTA, demoró dos horas y 22 minutos para ganarle nuevamente a su hermana mayor, a quien ya había vencido el año pasado en las finales de los tres Grand Slam que conquistó, en Roland Garros, Wimbledon y el US Open.
La final, como se preveía, tuvo un altísimo nivel de tenis y al contrario de lo que sucedió en los partidos anteriores entre ambas, esta definición fue más pareja -tan sólo el primer set duró 59 minutos- y mantuvo en vilo al público que asistió al coqueto Melbourne Park y se deleitó con la potencia de cada golpe y saques a 190 kilómetros por hora, algo inusual entre las mujeres. (Télam).-