Ver a esa misma gente inocente de fútbol festejando cuando ya había caído la noche, bajo unos fuegos de artificio que iluminaron los cerros por un instante y bajaron desde el cielo junto con la gloria de una conquista que excedió lo futbolístico, también fue la imagen de una victoria con sabor a reivindicación.
Y escuchar a los que están en derredor llamar a sus familiares, esposos, hijos, padres, hermanos, para contarles de su felicidad y compartirla con ellos que no ´pudieron estar en el estadio, es mucho más conmovedor aún.
Marcelo Bielsa debe haber estado feliz en algúna parte por un Chile que llegó a este momento desde su gestación futbolística, esa que le cambio la mentalidad al futbolista uruguayo y le enseñó que ganar es posible.
Chile es campeón de América por primera vez y esta generación de jugadores ya no quedará en el olvido. Hoy los argentinos los están envidiando.
Fuente: Télam