La térmica del cotejo tuvo sus picos con los dos goles de Facundo Ferreyra (el chico que llegó de Banfield para hacer olvidar a Juan Manuel Martínez), quien se consolidó como goleador del certamen con 11 conquistas.
Pero para que los simpatizantes pegaran el primer grito tuvo que pasar todo el primer tiempo. Es que el "Chucky" metió un certero cabezazo a los 3 minutos del segundo tiempo.
Y lejos de allanarse el camino para una cómoda victoria ante el colista del torneo, también hubo tiempo para el sufrimiento.
Ahí surgió la figura del arquero uruguayo Sebastián Sosa (llegó para reemplazar a Marcelo Barovero, quien se fue a River Plate) para ahogarle el gol a Emanuel Moreno a los 18 minutos.
Después otra vez apareció el temible Fereyra, puso el 2 a 0, a los 39 minutos, y selló la victoria en Liniers.
Pero el grito de campeón demoró unos minutos más, porque River-Lanús todavía no había terminado. Ahora cuando el 1-0 de los "millonarios" sobre los "granates", gol de Rodrigo Mora, era cosa juzgada, se desató la fiesta.
Primero en el cancha, con la gente en las tribunas, después en el vestuario, con los familiares. Ahí estuvieron cerca de una hora y media. Fue el momento íntimo de un plantel que hizo las cosas mejor que el resto.
Más tarde hubo mucho tiempo para que jugadores, cuerpo técnico, dirigentes e hinchas pasearan por la avenida Juan B Justo en un micro descapotable con remeras, banderas y gorros con el blanco, azul y verde, los colores que distinguen al club.
Eso, sumado a juegos artificiales, le dieron un marco imponente a la noche de Liniers, que llegó a su fin unas horas más tarde nuevamente en el estadio. El lugar donde Vélez sumó su novena estrella.
Fuente: Télam