Pero esto se debe principalmente a las intenciones, a la actitud, a la decisión y al asumir la postura de equipo grande en serio porque Argentina salió a jugar ante Costa de Marfil, Australia, Serbia, Holanda y Brasil de la misma manera.
El equipo de Batista no tuvo tiempo de trabajo, llamando trabajo a las horas de campo juntos, al poder hacer prácticas de fútbol, algo que en China sólo pudo hacer en una oportunidad.
Está claro que más allá de diga, no hay muchas indicaciones posibles para hacerles a Lionel Messi, a Juan Román Riquelme o a Sergio Agüero más que decirles que dentro de la cancha hagan lo que saben.
Pero es necesario ajustar movimientos, que se conozcan bien entre ellos, para que Riquelme pueda saber si Agüero cuando pica por la izquierda prefiera la pelota corta, larga, por arriba o por abajo.
No hay dudas que cuando hay buenos jugadores se entienden rápidamente, pero si no tienen partidos encima el ensamble como equipo tarda más.
Por eso no es raro ni llamativo que ante Brasil haya mostrado una mejor performance a nivel grupal por la cuestión mencionada antes: a tienen cinco partidos juntos y eso vale más que un entrenamiento corriendo alrededor de la cancha o el ensayo de jugadas con pelota parada.
Además, estando Messi en el equipo es una gran ventaja, porque el crack del Barcelona soluciona problemas hasta cuando no tiene la pelota, porque siempre hay por lo menos dos hombres atentos a cualquier movimiento de él y eso le puede dar espacio a Agüero, como pasó ayer contra Brasil, o más panorama a Riquelme y libertad a Angel Di María para hacer el surco que habitualmente provoca por la izquierda.
También es un acierto de Batista el ingreso de Di María como titular, porque el ex Rosario Central arrancó como suplente y se ganó un lugar entre los titulares, algo que supo ver el técnico, quien no se encerró en su idea original.
Y para que el acierto fuera mayor mantuvo contra viento y marea a Agüero, cuando Ezequiel Lavezzi jugaba mejor, convertía goles pero Batista sabía interiormente que el “Kun” iba a aparecer y lo hizo en el momento justo.
Ahora se viene Nigeria, un equipo que mostrará mucha fuerza física y pierna fuerte, pero como en su momento se dijo sobre Holanda, que ya no era la “naranja mecánica” de otros tiempos, o sobre Brasil, que ya no era un “cuco” por no respetar su historia por más que se le estuvieran dando los resultados, los africanos no son los de Atlanta ’96 y deberían ser un rival accesible para Argentina, por más que los partidos hay que jugarlos y ganarlos en la cancha. (Telam)
