Catamarca
Miercoles 24 de Abril de 2024
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¿Y los jugadores?

¿En qué quedamos? Vamos a ver: del pecado conservador de la formación inicial contra Bosnia el entrenador argentino se hizo cargo en toda la línea: primero haciendo los cambios pertinentes, después en sus declaraciones públicas (una admirable excepción en una rama, la de los místers, propensa a poner su basura debajo de la alfombra) y por último disponiendo contra Irán el sistema táctico reclamado por un buen número de tirios y troyanos.

Pero resulta que con Irán se jugó un partido espantoso, espantoso desde el funcionamiento colectivo, espantoso en el indicador del uno por uno, viceversa, un equipo vacío de respuestas de toda índole, incluida la jerarquía y la rebeldía ante la adversidad e incluidos cracks de la talla de Angel Di María, Gonzalo Higuaín, Sergio Agüero y en alguna medida también Lionel Messi.

¿Qué culpa tiene Sabella si Di María se lleva todo por delante y tres de cuatro veces elige mal la jugada o les pasa la pelota a los rivales?.

¿Qué culpa tiene Sabella si a Higuaín le rebota la pelota y tres de cada cuatro veces en lugar de pivotar se convierte en un involuntario defensor de Irán?

¿Qué culpa tiene Sabella si el Kun Agüero se entrega mansamente a sus marcadores y tres de cada cuatro veces que interviene se enfrasca en la aventura individual?

¿Qué culpa tiene Sabella si en Messi, genio que pese a todo termina quedándose con la última palabra, parecen regresar las oscuras golondrinas del fastidio, del ensimismamiento, de las intervenciones aisladas y nominales?

¿Qué culpa tiene Fernando Gago si tras su alentador segundo tiempo del debut parece retomar las cosas donde las dejó en su pésima temporada en Boca?

En todo caso podría atribuirse a Sabella, pero recién a partir de ahora, el eventual error de esperar hasta límites temerarios que
Gago, por ejemplo, acaso el Pipita, por qué no el Kun, recuperen el mínimo, vital y móvil que exige un Mundial.

Y eso porque en un Mundial el pescado se vende en nada más que un mes y va de suyo que los directores técnicos también se ven obligados a dar la talla y meter mano en tiempo y forma, y arriesgar contrarreloj, como todo ajedrecista que se precie de tal.

Por supuesto que los equipos no pueden sino parecerse a sus entrenadores y que hasta aquí la Selección está en deuda, pero hay que ser despistado, desconocedor, injusto o cuando no deshonesto para deducir que Sabella es la explicación de todos los males del equipo.

Pensemos en Pablo Zabaleta: nadie cuestiona que es el lateral derecho más confiable de los habilitados para jugar en la Selección pero sin embargo en el Mineirao cometió todos los errores posibles.

¿Ahora resulta que a la Selección le falta pausa?

¡Pues claro que a la Selección le falta pausa! Pero ¿cuándo tuvo pausa esta Selección, la de Sabella, que de 36 partidos perdió apenas cuatro y solo uno con la formación titular, versus Venezuela en Caracas, allá lejos y hace tiempo?

¿No era que con poner a "Los Cuatro Fantásticos" el equipo pasaría del modo piloto a las altas cumbres?.

A ver señores: Sabella debe dar respuestas, admitido, pero si los players no crecen en determinación, intensidad, entrega, asociación, inteligencia, etcétera, a esta Selección no la salva ni David Copperfield.

Fuente: Télam

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