El secretario de Finanzas, Adrián Cosentino, que encabezó la delegación económica en Tokio, consideró como una "misión cumplida", la posibilidad de que los planteos en lo que insistió la Argentina- que viene efectuando desde la caída de Lehman en el 2008-, y que son compartidos en general por el resto de los países emergentes, hayan sido incorporados en el texto del CMFI, a través del cual los gobernadores otorgan un mandato a la gerencia del FMI.
Para el funcionario, se trata de "un hecho novedoso", en la historia de los comunicados del Fondo, que si bien no se aparta de la general de las políticas tradicionales, "acotó el margen para la utilización de las políticas de ajuste", evaluaron los funcionarios argentinos que integraron la comitiva oficial.
Cosentino, en diálogo con Télam, consideró que "el FMI y el Banco Mundial deben profundizar las reformas necesarias que garanticen respuestas flexibles a las necesidades de la economía global contemporánea y a sus países miembros", defendió ante el IMFC, durante una reunión que tuvo lugar por la mañana y, posteriormente, ante el comité de Desarrollo.
La redacción del comunicado final CMFI, que marca la hoja de ruta de las acciones del organismo, resulta un juego de palabras que intenta consensuar las distintas posturas de los países miembro.
En este ocasión, reconoce explícitamente la dimensión que tomó la gravedad de la crisis, por lo que alienta "medidas de implementación efectivas", para "reencauzar la economía mundial por la senda de un crecimiento sólido, sostenible y equilibrado", donde las economías desarrolladas, "deben implementar planes fiscales creíbles", sostiene el primer párrafo del documento.
Estas medidas incluyen "reformas estructurales que promuevan el crecimiento y el empleo a escala nacional", más allá de los pedidos de una unión bancaria efectiva y una unión fiscal sólida para Europa, y del pedido a Estados Unidos a resolver su problema del precipicio fiscal.
A la vez, se instruyó a que "los mercados emergentes deben preservar o utilizar flexibilidad de las políticas según resulte apropiado para responder a los shocks adversos y apoyar el crecimiento", dice el texto final.
Es todo un logro del planteo emergente de que, por primera vez, el FMI deje margen de maniobra para la elaboración de políticas propias.
Aquí, la Argentina contó con al menos dos aliados de peso en la economía mundial, Brasil, y China, que se mantuvieron firmes en estos reclamos, que incluyeron además un mayor poder de voto en la institución multilateral, que ahora habla de "crecimiento inclusivo y de crear empleo", para los países.
China, que no envió a su ministro de Economía en lo que fue un gesto diplomático negativo hacia Japón, fue representada por su segundo, quien peleó punto por punto los temas de interés de los emergentes.
El "plan de acción mundial" incluido en el documento, sostiene que "asegurar la sostenibilidad de la deuda, sanear los sistema financieros y reducir los desequilibrios mundiales son una prioridad clave".
Durante las deliberaciones, que se extendieron por dos días, la dupla Cosentino-Chodos trabajó duramente para defender la posición argentina, en un contexto donde las negociaciones bilaterales con el Fondo por las cuestiones técnicas de las estadísticas, se dejaron de lado aquí, para no mezclar tantos y debido a que corre aún el plazo hasta diciembre para avanzar en este asunto.
Sergio Chodos estrenó en los hechos el cargo de director ante la Argentina, luego de que Alfredo MacLaguhlin le entregara la posta del cargo, en Tokio.
La postal resultó algo inédito para el país donde confluyeron tres secretarios de Finanzas de la era kirchnerista, quienes montaron su oficina en el quinto piso del hotel Imperial de Tokio.
El nuevo director argentino ante el Fondo, recibió la bienvenida por parte del ministro de Economía de Bolivia, quien le regaló a Chodos un prendedor con una hoja de Coca -símbolo de ese país-, que el funcionario estrenó gustoso en la solapa de su saco durante la Cumbre, todo un gesto de los aires que se vienen.
En tanto Cosentino participó además de un desayuno de trabajo con los gobernadores de los países junto con el titular de la Reserva Federal, Ben Bernanke, el secretario del Tesoro de Estados Unidos metido de lleno en la campaña electoral, Timothy Geithner, y la titular del Fondo, Christine Lagarde, entre otros, donde el debate fue acaparado por la crisis de la zona euro, y donde no faltaron los pases de factura entre los países por la imposibilidad de sacar de la desaceleración a la economía mundial.
Durante su estadía aquí no hubo bilaterales con países ni con organismos, y con Brasil los argentinos se mostraron en la misma vereda a la hora de defender la posición regional.
Respecto del foro del G24, como ya se dijo durante la semana, los países emergentes alzaron su voz para pedirle a los organismos más participación emergente en el voto, y que el directorio focalice sus en cuestiones el desarrollo, dejando de lado cuestiones políticas a la hora de aprobar los créditos.
Con el Banco Mundial, en tanto, Cosentino y Guido Forcieri, el nuevo director por la Argentina ante ese organismo, fue recibidos por Hazan Tulum, el vicepresidente regional de la entidad, en una reunión informal que no incluyó negociaciones sobre la nueva estrategia argentina en el CAS, y que se desarrollará a la largo de esta último trimestre.
Cosentino se entrevistó también con el titular de la Oficina Independiente del FMI, Rubén Lamdani, quien realiza evaluaciones periódicas sobre el accionar del Fondo, y mantuvo contacto con bancos de inversión, como el Bank of América, Citi, y Merril, entre otros.
Fuente: Télam
