Aunque todas las cifras son impactantes, parece claro que no es fácil reducir el consumo de carne en la dieta de los argentinos.
En su informe mensual, CICCRA vinculó estos datos “al resultado de la política que llevó adelante” el gobierno y expresó además que el stock ganadero cayó un 15 por ciento desde el 2007, tras contabilizar la pérdida de 9,4 millones de vacunos en los rodeos.
El presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes (CICCRA), Miguel Schiariti, aseguró que la actividad de los frigoríficos “enfrenta la más dura crisis estructural de su historia”.
Estimó que “la recuperación de la cadena productiva necesitará por lo menos seis años”.
“Cómo es posible que la Argentina haya dejado de atender la creciente demanda internacional de carne vacuna, haya incumplido contratos y prácticamente haya abandonado sus exportaciones. Cómo puede estar padeciendo su peor crisis estructural”, remarcó Schiariti.
Por su lado, el Gobierno admitió que se tardará “por lo menos cinco años” en recomponer la perdida de ocho millones de vacunos del stock ganadero que se registró desde el 2007, según indicó el secretario de Agricultura, Lorenzo Basso.
Para Basso, la posibilidad de importar carne, especialmente desde los países vecinos, “es una falacia absoluta” debido a que “el consumidor (argentino) orienta su dieta hacia otros reemplazos”.
Al disertar en el Congreso Mundial de carnes que tiene lugar en el predio de Palermo, el secretario de Agricultura fue claro con una consigna: admitió que si la demanda doméstica de carne vacuna “se mantiene en 55 kilos (anuales por habitante) vamos a incrementar los saldos exportables”.