La Federación Económica de Catamarca no tiene dudas en cuanto a que, como ocurre tantas veces, el conflicto proviene del error de mirar el problema con ojos exclusivamente concentrados en el propio interés, político en el caso del Gobierno y económico en el de los que protestan y no levantarlos en dirección del bien de todos. Reconoce el derecho de las fuerzas rurales a pelear por el reconocimiento de su condición de parte significativa de la nación y, asimismo tiene claro que el Gobierno Nacional, como responsable de la suerte común debe velar por la justa distribución interna de la riqueza del país.
Pero a pesar de estos reconocimientos, no puede dejar de advertir que no pueden, uno y otro polo de la confrontación, ir más allá de los límites a partir de los cuales el destino de los argentinos queda comprometido. Ni uno ni otro pueden desatender sus deberes, el de velar por la totalidad y el de ser fieles a las demandas de los representados, según se trate del Gobierno ò de los compatriotas enfrentados a la conducción del país, pero esto, como ya se ha expresado, en sintonía con el bienestar general.
Para la FEC es también indudable que la mayor carga del deber de producir el retorno a la normalidad está en el Gobierno, y por este motivo, preocupa que pudiera asumir su papel confundiendo su carácter de cabeza de todos con el subalterno rol de parte de una parcialidad política. Esto ocurriría si insistiera en su propósito de admitir y alentar un nuevo acto partidario en una circunstancia que se espera que actúe como guía del pueblo entero de la patria, la única forma de confirmar que el diferendo se analiza como asunto colectivo de la nación y no como pelea mezquina de un sector con otro.
Cualquiera sea el peso de las verdades que se esgriman ojala que el diálogo no vuelva a suspenderse antes de que quede construido el puente que permita el acercamiento entre las partes y, con ello, reestablecida la tranquilidad general.