El secretario de Finanzas, Adrián Cosentino, quien se encuentra en vuelo y llegará a Tokio mañana, estará al frente de la delegación argentina en reemplazo del ministro de Economía, Hernán Lorenzino, que se quedó en Buenos Aires.
Cosentino mantendrá una serie de reuniones en la capital japonesa, donde volverá a explicitar la postura argentina respecto de los índices del INDEC, preparando el terreno para la próxima votación del directorio prevista para el 17 de diciembre.
Al no haber programas de crédito de la Argentina con el FMI, estas reuniones en la Asamblea serán de carácter informal, más allá del tradicional desayuno previsto con el staff del Fondo y los ministros de Economía regionales, y de la posición formal del país ante el Plenario y del Comite Monetario y Financiero, cuyas deliberaciones tendrán lugar el viernes y sábado.
Según se pudo saber aquí, la línea interna del Fondo liderada por John Lipton, el segundo de Lagarde y ex asesor de la Casa Blanca, tiene una lectura diferente de las palabras que soltó Lagarde sobre la amenaza de una "tarjeta roja" a la Argentina, en la víspera de la Asamblea de Naciones Unidas.
Desde que se fue el chileno Nicolás Eyzaguirre, en julio del 2009, se fue produciendo una mutación en la burocracia interna del Fondo y no existe uniformidad dentro del organismo en lo que respecta a una decisión de confrontar con el país por esta cuestión.
Desde hace meses el equipo técnico en el que se encuentra Cosentino, por Economía, y Norberto Itzcovich, por el INDEC, "mantiene un diálogo fluido" y busca evacuar las inquietudes que formulan los especialistas del Fondo sobre la estadísticas argentinas.
De esta forma, los funcionarios argentinos buscan resolver los planteos del FMI y dar por tierra con ciertas cuestiones que -a criterio de los funcionarios argentinos- se "sobredimensionaron" y poco tienen que ver con lo técnico, más allá de las diferencias que pueden existir con los burócratas del Fondo.
Por eso, aquí trascendió que Lipton cuestionó puertas adentro el comentario de Lagarde y de alguna forma se vio reflejado en que la titular del Fondo morigeró sus comentarios sobre la Argentina en apariciones posteriores, cuando dijo que el organismo "está dispuesto a cooperar", según sostuvo la semana pasada el vocero Gerry Rice.
Este esfuerzo conjunto de trabajo entre los técnicos de Economía y el Fondo, pese a las diferencias ideológicas, logró avances desde el punto de vista de la última votación, donde fue el ala política -compuesta por los directores y los mandatos de sus países-, quienes se mostraron intransigentes con la Argentina -en especial España y Estados Unidos, de la mano de los fondos buitre-, a diferencia de la burocracia del staff que mostró progresos y acercamientos en las negociaciones.
En esta votación, lo que se dirime -y volverá a dirimirse en diciembre- es si la Argentina cumple o no con el artículo 8 de los estatutos del Fondo, referente a la calidad de las estadísticas de los países miembro, debido a que el organismo hoy no mantiene revisiones periódicas con el país, como lo establece el artículo 4.
No se trata de negociaciones de programas de crédito como en el pasado, sino de negociaciones de cuestiones técnicas, debido a los cambios que introducirá la Argentina, para lo que solicitó asesoramiento para la concreción de un Indice de Precios Nacional, para compatibilizar la lectura de las estadísticas con el resto de los países.
Si bien las diferencias persisten en la discusión con los técnicos del organismo, la Argentina se mantiene firme en la decisión soberana de aplicar recetas propias, en el marco de la autonomía que le dio haberle pagado la totalidad de la deuda al Fondo.
Hay dos ángulos de trabajo; por un lado, los cuestionamientos del FMI por el lado de los cambios formulados al IPC Buenos Aires, el indicador de precios actual, y en particular sobre el impacto del cambio metodológico de pasar de una canasta básica de bienes de más de 800 ítems a una de 440 bienes, entre otras cuestiones.
Otro trabajo paralelo donde la Argentina pone el foco es en la elaboración de un nuevo indicador de precios al consumidor nacional, que contenga elementos acordes al modelo con inclusión social.
Según fuentes de la delegación consultadas, el indicador no estaría listo antes de fines del 2013 o principios de 2014, debido a la complejidad que demanda su elaboración.
Durante el 2012 se encuentra en proceso de realización una encuesta mensual de gasto, indispensable para armar los nuevos componentes de la canasta que tendrá este indicador.
Los funcionarios argentinos no descartaran que una vez listo el nuevo índice de precios convivan ambos indicadores por un tiempo y eventualmente, permanezcan coexistiendo ambos. No obstante, el objetivo final es que tome el nuevo indicador más representativo de la realidad nacional, debido a que en la actualidad no existe un IPC que recopile datos de todas las provincias.
Por otro lado, según el análisis de parte de la delegación argentina, el nuevo modelo con inclusión demanda nuevos métodos de medición de pobreza, ya que para el gobierno argentino los métodos actuales se encuentran desactualizados.
Toman como ejemplo la medida de la pobreza y de la canasta básica actual, un componente clave a la hora de medir los precios.
Hoy la pobreza se mide por la línea de ingresos, más compatible con los tiempos del modelo de Convertibilidad, donde todos los servicios se privatizaban, no había política activa en seguridad social y empleo, y el consumo medible no podía ser de otra forma que a través del gasto del ingreso, según se desprende de un informe especial que elaboró recientemente el INDEC.
La exclusión de estos componentes de gasto social en la medición "planchaba el indicador de precios" indispensable para no elevar la pobreza, explicó un técnico asesor de la delegación argentina, quien se ocupó de subrayar que esta medición de pobreza fue elaborada por la Secretaría de Política Económica, a principios de los ´90, y posteriormente se traspasó la responsabilidad del cálculo y relevamiento al INDEC.
En cambio, ahora se buscará un nuevo enfoque multidimensional de pobreza, donde sean computados los ingresos y beneficios por seguridad social.
En este marco, el equipo económico trabaja para que en diciembre el país no reciba sanciones. Ese es uno de los desafíos que tendrá Sergio Chodos, quien reemplazará a Alfredo Mc Lauglin como director por la Argentina ante el organismo.
Fuente: Télam
