El Gobierno contempla, en la versión 2013 del proyecto de "Ley de leyes", la posibilidad de utilizar parte de las reservas para el pago de "gastos de capital" siempre que la operación tenga "efecto monetario neutro" en la economía local -es decir que se efectúen pagos del Tesoro en operaciones con el exterior-, para cuidar el impacto en la política monetaria.
Por lo que el universo posible de uso de las reservas en gasto de capital queda restringido a "pagos o importaciones de bienes de uso de empresas públicas" considerados estratégico para el Estado, como son las iniciativas que pueden llevar adelante empresas como son Arsat, AySA, Nuecleoeléctrica, Energía Argentina y la Administración de Obras ferroviarias, entre otras.
Esos fondos no podrán ser utilizados para financiar obras de infraestructura locales en pesos, explicaron a Télam desde el Ministerio de Economía y desde el Banco Central.
El artículo 33 del proyecto de Ley de Presupuesto estableció un monto para el Fondo de Desendeudamiento Argentino de 7.967 millones de dólares en reservas del Banco Central para pagar deuda privada, como lo vino haciendo el Gobierno desde el verano 2010.
Ese mecanismos se discutió en el verano de 2010 -situación que desató la salida de la presidencia del Banco Central de Martín Redrado- y la iniciativa ganó con el tiempo mayor nivel de adhesión y consenso tanto político como a nivel social.
El proyecto 2013 prevé que en el caso de existir excedentes no utilizados de dicho fondo, el Gobierno podrá emplearlos para el pago de "gastos de capital".
Desde la cartera que conduce Hernán Lorenzino precisaron a Télam que el monto establecido en los recursos del Fondea "compromete a la totalidad de los vencimientos de deuda privada", y que incluyen también la proyección del pago del Cupón atado al PBI correspondiente al 2012, debido a que para este año, se espera que la economía crezca un 3,4%.
Pese a que se trata de una proyección inferior de crecimiento a la estimada a fines del año pasado -del 5,1%-, producto del recrudecimiento de la crisis internacional, los números aún alcanzan para gatillar el pago del cupón, establecido en el Presupuesto 2013 en alrededor de 20.000 millones de pesos.
De esta forma, el excedente en cuestión para gastos de capital podría surgir si la economía no crece tanto, o si se efectuara alguna eventual operación de deuda que estiré los vencimientos hacia adelante, entre otras posibilidades.
Los gastos de capital pautados en el presupuesto 2013 ascienden a casi 70.732 millones de pesos (se fijó un incremento de 16,6% respecto del 2012) y comprenden la inversión real directa -tanto proyectos de inversión de las dependencias públicas y como las adquisiciones de bienes de uso-, transferencias de capital a Gobiernos, municipios, y empresas públicas, e inversión financiera.
"Las transferencias de capital son el componente más importante de los gasto de capital (70%)" y tienen como principal destino de financiamiento a la inversión directa real de gobiernos y municipios, comprometiendo casi 42.000 millones de pesos, lo que refleja "un alto grado de descentralización de la inversión financiada por el Gobierno nacional", destaca el proyecto enviado al Congreso.
En tanto, los giros a empresas públicas totalizan unos 14.248 millones de pesos.
"Las transferencias a empresas públicas se aplican fundamentalmente al desarrollo del Satélite Argentina de Comunicación y de la plataforma nacional digital terrestre por parte de AR-Sat, la atención de obras de saneamiento a cargo de Aysa; a obras de infraestructura en materia energética a cargo de Nucleoeléctrica y Energía Argentina y obras ferroviarias a cargo de Administración de Obras Ferroviarias", explica el texto.
También habrá "un 8% de trasferencias de capital al sector privado" que financiará inversión energética, principalmente redes eléctricas de alta tensión, e infraestructura ferroviaria.
De esta forma, el Gobierno recurrió nuevamente a las reservas para financiar los gastos del 2013 como alternativa al mercado y midió el éxito de la política de desendeudamiento por al menos tres cuestiones.
Entre las ventajas que enumeran las autoridades al momento de justificar este tipo de medidas, señalan el bajo costo de endeudamiento, debido a que la Argentina logra endeudarse con tasas menores al 1%, mientras que si recurriera al mercado no podría financiarse a menos de dos dígitos.
También porque pese a pronósticos agoreros, la política de administración del tipo de cambio le permitió al Banco Central seguir acumulando reservas, que prácticamente hoy se mantienen al mismo nivel que en diciembre de 2009, cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner decidió comenzar a usar reservas para el pago de deuda.
Según precisó Lorenzino durante su exposición en el Congreso el jueves último, "se utilizaron casi 24.000 millones de dólares en reservas, frente a la alternativa que era recurrir al mercado", donde se hubiera pagado tasas sensiblemente más altas.
También ponderan el "grado de autonomía" alcanzado en la ejecución de las políticas, al no recurrir a otros créditos como los que otorga el FMI, que resultan blandos desde el punto de vista financiero, pero que hubiesen conllevado someterse a condicionalidades en los programas económicos, tal como ocurrió en el pasado, y como se observa hoy en el caso de países como España.
Fuente: Télam
Catamarca
Sabado 20 de Abril de 2024
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