Este último elemento, que debería ser un factor de debilitamiento del dólar, ha operado, por el contrario, como un elemento de fortalecimiento.
Al empujar al alza a los mercados estadounidenses cuyos operadores se sienten seguros de seguir contando con una liquidez suficiente para sus negocios de inversión especulativa, el dólar refuerza su poder de atracción de capitales.
Por otra parte, las maltrechas cuentas fiscales de Estados Unidos presenta, en el mediano plazo, una tendencia descendente con relación al PBI del país, en tanto que la situación del sistema bancario y financiero está mejorando y goza de mejor salud que el de Europa o Japón.
Otro elemento adicional que explica este incipiente ciclo ascendente del dólar tiene que ver con las expectativas de los mercados de que Estados Unidos comience, en algún momento en el mediano plazo, a incrementar las tasas de interés.
En todo caso, esta visión de los operadores tiene un asidero realista al comparar la situación de la economía de Estados Unidos que, si bien crece, a una baja tasa de entre el 2% y el 3%, no está paralizada o en recesión como ocurre con las economías del Viejo Continente.
En este sentido, las resoluciones adoptadas por la Cumbre europea celebrada en Bruselas ayer y anteayer no permiten albergar ninguna esperanza de que la Unión Europea (UE) abandone la austeridad a rajatabla impuesta por Alemania al resto de sus socios.
La intervención del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ante los jefes de Estado y de Gobierno reunidos en la capital belga, sirvió para reafirmar la importancia de seguir adelante con los objetivos de lograr mayor competitividad a través del aumento de la productividad y/o la reducción de los salarios reales.
Una mala noticia para los países del Sur de Europa que sufren tasas de desempleo del 25%, como es el caso de Grecia y España, o de alrededor del 10% como Portugal, y que se debaten en fuertes crisis políticas a causa de la austeridad, como ocurre en Italia.
La relativa calma que se vive en los mercados europeos en las últimas semanas tampoco conforma siquiera a los bancos, las instituciones más conservadoras y que se aferran a la menor buena noticia para emitir palabras positivas sobre el futuro.
Ayer, un informe elaborado por los analistas económicos de la Société Générale de Banque advirtió sobre la posibilidad de que se produzca un nuevo "terremoto en la Eurozona" durante la próxima primavera boreal.
El principal disparador de lo que sería una nueva crisis a la baja del euro, aunque menor a la que se generó el año pasado según el banco francés, sería político: la ingobernabilidad de Italia y las elecciones en Alemania dentro de seis meses.
De acuerdo al informe, Berlín presionará aún más a sus socios a mantener los objetivos de la austeridad, tal como quedó claro en la Cumbre de la semana pasada, pues la canciller Angela Merkel quiere evitar cualquier cuestionamiento a su Gobierno antes de las elecciones.
En este contexto, la Société Générale prevé un incremento en las tasas de riesgo-país y un derrumbe del euro que profundizaría así su curso actual: ha descendido casi siete centavos desde su máximo a 1,36 dólares hasta los presentes 1,29 por unidad de moneda única.
Finalmente, la política reflacionista que ensaya actualmente Japón podría influir positivamente sobre su economía, la cual no ha logrado superar el ciclo deflacionario iniciado en 1990-91 y que se encuentra semi-paralizada desde entonces, con fases alternativas de leve reactivación y caída.
En cualquier caso, los analistas, tanto de Europa como de Estados Unidos, advierten sobre la alta sensibilidad de los mercados de cambio, cuyas tendencias pueden alterarse velozmente según la evolución de los múltiples factores económicos y políticos que inciden sobre una economía global altamente inestable desde 2007.
Fuente: Télam