“Tenemos indicios de que en los primeros días de la semana que viene se estarían completando los trámites administrativos para el canje”, afirmó Boudou en diálogo con la prensa argentina desde Washington, donde participa de la Asamblea Anual del FMI y del Banco Mundial. Luego de verse con Eyzaguirre, el ministro optó por tomar distancia del organismo y fustigarlo con fuerte tono político, pese a haber propiciado desde su asunción una reconciliación con la entidad.
La cumbre del FMI y el Banco Mundial, que comienza formalmente hoy, tiene como trasfondo el debate entre las principales potencias sobre la posibilidad de establecer un impuesto a las transacciones financieras para evitar una nueva crisis como la que estalló con la burbuja inmobiliaria en octubre de 2008. Para la Argentina significa el principio del retorno a los mercados mundiales de crédito, de la mano del canje, que Boudou promocionó ante banqueros y funcionarios de todo el mundo. Según se mire, esto implicará mejores condiciones financieras para el Estado y las grandes empresas o un reinicio del ciclo de endeudamiento que desencadenó todas las últimas crisis de la economía local.
El ministro señaló que de obtenerse las autorizaciones pendientes, que frenaron el lanzamiento formal la semana pasada, la operación tendría su puntapié inicial y luego se iniciaría el “road show” para promocionar la operación en las principales plazas financieras del mundo. El secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino, reiteró que “habrá dos etapas” para el canje, con un “alta temprana” para los que decidan ingresar en la primera semana.
Según relató Boudou, con Eyzaguirre analizaron “la marcha de la evolución de la salida de la crisis” y “cuestiones que tienen que ver con el organismo multilateral y el país”. En la cita “no se habló” del artículo IV –que contempla la revisión de los números de la Argentina–, lo que a su juicio “significa que el tema tiene menos dramatismo del que le ponen algunos observadores”.
El FMI no dio su versión del encuentro, pero el jueves su subdirector gerente había dicho que la Argentina debe cumplir con la revisión, como hacen los demás Estados miembros que forman parte del Grupo de los 20.
Boudou informó que con el economista chileno se trataron “cuestiones de la cuota” y de “las voces de representación de la Argentina” en el organismo, además de otras “cuestiones técnicas”. Agregó que “la relación Argentina-Fondo pasa más por carriles institucionales que financieros”, en contraste con lo que ocurría hasta 2006.
“Es razonable que en la memoria colectiva de los argentinos pase por lo financiero, dado lo que sucedió en los 70, en los 80 y en los 90”, dijo Boudou.
Pero apuntó que “en esta etapa, con la presencia de la Argentina en el G-20, arreglando el tema del default que no produjo este Gobierno, habiéndole pagado completamente al Fondo, la agenda es más institucional que financiera”.
Al ser consultado sobre las observaciones realizadas por el FMI sobre los números del INDEC, Boudou dijo que el Fondo “hace un llamado de atención pero utiliza las cifras oficiales”. Y agregó que “lo que a nosotros nos interesa es que las cifras argentinas son las cifras oficiales”.
En su informe sobre la economía mundial, como hizo en los últimos años, el Fondo incluyó varios párrafos aclarando que las cifras del INDEC son cuestionadas por la mayoría de los analistas privados locales, que denuncian una inflación mucho mayor que la oficial y un crecimiento menor al estimado por el vapuleado ente estadístico.
“Sabemos que los analistas privados no tienen capacidad de recolección ni de procesamiento para la envergadura que tiene que tener un índice. Es un poco irresponsable cuando se dice la cifra es tal y no tal otra, porque los mismos que ponen las cifras te dicen que no tienen la capacidad para medirlo”, criticó Boudou.
Mecha pidió control de capitales
La presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, reclamó en la cumbre del G-20 que los países ricos sigan de cerca el movimiento de capitales especulativos frente a los impactos negativos que generan en países en desarrollo o con alto grado de dolarización. Pese a que la cumbre evaluó la posibilidad de fijar un impuesto a los movimientos financieros a nivel mundial, al estilo de la tasa Tobin, la falta de acuerdo ahogó esa alternativa. La titular del Central formuló ese planteo durante su intervención en la cumbre, a la que asistieron ministros y presidentes de los bancos centrales del Grupo, integrado por las principales potencias y un grupo de países en desarrollo. Pese a las versiones previas, en la declaración final del encuentro no se propuso finalmente introducir un impuesto global a la banca. Apenas se instó al FMI a revisar todas las opciones para que las instituciones financieras asuman su responsabilidad en posibles crisis.
La agenda se centra en Grecia
Los miembros del G-20, el principal foro económico mundial, manifestaron casi unánimemente su preocupación por la situación de Grecia, pero evitaron el asunto en el comunicado que resumió la primera jornada del encuentro.
El Grupo se reunió el mismo día en el que Grecia pidió formalmente un programa de ayuda a la zona euro y al FMI para hacer frente a sus problemas fiscales.
Sin embargo, durante el encuentro el tema salió a relucir tan sólo durante la presentación del comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn.
“Se espera una aceleración (de las negociaciones sobre el programa) y se llevará a cabo un trabajo significativo y sustancial en las próximas horas y días”, dijo en una rueda de prensa la ministra de Economía y Finanzas francesa, Christine Lagarde.
Fuente: critiadigital.com.ar