Estos préstamos se convertirán en un bono en pesos a 16 años de plazo, con 3 de gracia, actualizados por el índice CER y con una tasa de interés del 2 por ciento anual.
De este modo, las provincias tendrán un alivio fiscal del orden de los 4.200 millones de pesos anuales los tres primeros años, en concepto de menores pagos de amortizaciones de capital, teniendo en cuenta los plazos pactados originalmente para las deudas.
El bono será emitido por el Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial y contará con la garantía del 15 por ciento de la recaudación coparticipable provincial y garantía colateral de los impuestos nacionales, lo cual le dará previsibilidad de cobro a los acreedores en un marco de mayor certeza de ingresos para las provincias.
El canje tendrá una próxima etapa que incluirá títulos públicos provinciales, deudas de las provincias con el Fondo Fiduciario, deudas del Fondo Fiduciario con entidades financieras y nuevas deudas que los bancos oferten y que las provincias encomienden negociar a la Nación, incluyendo deudas municipales asumidas por las provincias.
La muy buena recepción de los bancos a este canje de deuda tuvo como única
excepción al Banco de Boston, que decidió retirarse de la oferta de canje y ahora deberá renegociar con sus deudores en la medida de las posibilidades fiscales y financieras de éstos. La Nación le facilitará asistencia técnica a las provincias para esas negociaciones, pero no dispondrá fondos para atender deudas fuera del canje.