Una mujer que se sometió en Chile a varias operaciones de cambio de sexo para quitarse sus genitales fue autorizada por la justicia a completar el implante de órganos masculinos y recibir un documento con su nueva identidad, según un fallo conocido este viernes.
La sala D de la Cámara Civil, integrada por los jueces Ana María Brilla de Serrat, Miguel Angel Vilar y Diego Sánchez, en un fallo dividido consideró que la mujer, de 59 años, es "psicológicamente un hombre".
En el texto del fallo, que tuvo la disidencia del camarista Sánchez, los magistrados discreparon con el concepto de que "todo transexual es un ser psíquicamente enfermo incapacitado para reclamar la admisión judicial de una identidad sexual que ya tiene asumida".
La demandante, de quien no se conoce la identidad, se sometió a dos intervenciones quirúrgicas en Chile en los años 1995 y 1997 para quitarse sus mamas, útero y ovarios.
Sin embargo otra operación, también realizada en el país trasandino y que consistía en el implante de escrotos y una prótesis peneana, quedó incompleta "con una sola bolsa y una prótesis testicular en su interior", dicen los jueces.
El fallo señala que para completar esta intervención "no se necesita autorización judicial ya que no se solicita ablación de órganos alguna, sino la colocación de prótesis".
Aclaran sin embargo que la demandante debe evaluar los riesgos que conllevan esas cirugías y dar su consentimiento por escrito.
Los dos jueces de la Cámara Civil que fallaron a favor de la mujer también hicieron lugar al reclamo de un nuevo DNI, por lo que ordenaron al Registro Nacional de las Personas que le entregara a la demandante su documento, acorde con su nueva identidad sexual.
Entre los fundamentos de su dictamen, los dos camaristas argumentaron que la mujer "desde su infancia rechazaba la ropa femenina y sufría por el uso del uniforme con pollera tableada, hasta el punto tal que no concluyó su escolaridad para evitar ese atuendo".
Además, "no se integraba socialmente, no participaba de fiestas ni de reuniones y trataba de ocultar lo signos femeninos que aparecían, como la menstruación, vivida como un trauma".
El fallo manifiesta que la demandante "no sólo ha tenido problemas para conseguir trabajo sino también que le fue imposible tener una obra social, estudiar o viajar, ya que tenía que exhibir un documento por el que podría ser discriminado".
La demandante -ahora legalmente un hombre-, desde 1991 vive en pareja con una mujer que "conoció en un grupo cristiano de una parroquia, quien lo apoya incondicionalmente en su petición" y asegura que le resulta injusto que lo llamen transexual.
Según consta en el fallo, recibió tratamiento psicológico desde los siete años pero la profesional que la atendía desistió de su intento de que se identificara con su cuerpo femenino.
"Vivió entonces su adolescencia incomprendida, sintiendo que estaba en un cuerpo erróneo", sostiene la sentencia a la que accedió Télam.
Los jueces calificaron a la mujer, con quien se entrevistaron, como "un ser muy retraído, con la íntima convicción de sentirse varón" y recalcan que "cuando existe discordancia entre el cuerpo y la psiquis, esta última prevalece siempre".
El titular de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), César Cigliutti, reivindicó la construcción de la identidad de género como "un derecho de cada persona que debería estar fuera de la órbita judicial".
Cigliutti dijo a Télam que este año prevén "presentar un proyecto de ley para ´desjudicializar´ esta cuestión", ya que "no poder decidir sobre el propio cuerpo es atroz".
El dirigente recordó el caso de Tania, un adolescente cordobés que siempre vivió y se consideró una mujer, a quien se le concedió un DNI femenino tras varios años de lucha.
Citó también el caso de Alejandra, "una chica trans que se operó en La Plata por cuenta del Estado, ya que se estamos hablando de una cuestión de salud".
También comentó la situación de un bebé nacido con los dos géneros, cuya madre decidió esperar a que su hijo o hija construyera su propia identidad sexual antes de alentar una intervención quirúrgica.
La sala D de la Cámara Civil, integrada por los jueces Ana María Brilla de Serrat, Miguel Angel Vilar y Diego Sánchez, en un fallo dividido consideró que la mujer, de 59 años, es "psicológicamente un hombre".
En el texto del fallo, que tuvo la disidencia del camarista Sánchez, los magistrados discreparon con el concepto de que "todo transexual es un ser psíquicamente enfermo incapacitado para reclamar la admisión judicial de una identidad sexual que ya tiene asumida".
La demandante, de quien no se conoce la identidad, se sometió a dos intervenciones quirúrgicas en Chile en los años 1995 y 1997 para quitarse sus mamas, útero y ovarios.
Sin embargo otra operación, también realizada en el país trasandino y que consistía en el implante de escrotos y una prótesis peneana, quedó incompleta "con una sola bolsa y una prótesis testicular en su interior", dicen los jueces.
El fallo señala que para completar esta intervención "no se necesita autorización judicial ya que no se solicita ablación de órganos alguna, sino la colocación de prótesis".
Aclaran sin embargo que la demandante debe evaluar los riesgos que conllevan esas cirugías y dar su consentimiento por escrito.
Los dos jueces de la Cámara Civil que fallaron a favor de la mujer también hicieron lugar al reclamo de un nuevo DNI, por lo que ordenaron al Registro Nacional de las Personas que le entregara a la demandante su documento, acorde con su nueva identidad sexual.
Entre los fundamentos de su dictamen, los dos camaristas argumentaron que la mujer "desde su infancia rechazaba la ropa femenina y sufría por el uso del uniforme con pollera tableada, hasta el punto tal que no concluyó su escolaridad para evitar ese atuendo".
Además, "no se integraba socialmente, no participaba de fiestas ni de reuniones y trataba de ocultar lo signos femeninos que aparecían, como la menstruación, vivida como un trauma".
El fallo manifiesta que la demandante "no sólo ha tenido problemas para conseguir trabajo sino también que le fue imposible tener una obra social, estudiar o viajar, ya que tenía que exhibir un documento por el que podría ser discriminado".
La demandante -ahora legalmente un hombre-, desde 1991 vive en pareja con una mujer que "conoció en un grupo cristiano de una parroquia, quien lo apoya incondicionalmente en su petición" y asegura que le resulta injusto que lo llamen transexual.
Según consta en el fallo, recibió tratamiento psicológico desde los siete años pero la profesional que la atendía desistió de su intento de que se identificara con su cuerpo femenino.
"Vivió entonces su adolescencia incomprendida, sintiendo que estaba en un cuerpo erróneo", sostiene la sentencia a la que accedió Télam.
Los jueces calificaron a la mujer, con quien se entrevistaron, como "un ser muy retraído, con la íntima convicción de sentirse varón" y recalcan que "cuando existe discordancia entre el cuerpo y la psiquis, esta última prevalece siempre".
El titular de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), César Cigliutti, reivindicó la construcción de la identidad de género como "un derecho de cada persona que debería estar fuera de la órbita judicial".
Cigliutti dijo a Télam que este año prevén "presentar un proyecto de ley para ´desjudicializar´ esta cuestión", ya que "no poder decidir sobre el propio cuerpo es atroz".
El dirigente recordó el caso de Tania, un adolescente cordobés que siempre vivió y se consideró una mujer, a quien se le concedió un DNI femenino tras varios años de lucha.
Citó también el caso de Alejandra, "una chica trans que se operó en La Plata por cuenta del Estado, ya que se estamos hablando de una cuestión de salud".
También comentó la situación de un bebé nacido con los dos géneros, cuya madre decidió esperar a que su hijo o hija construyera su propia identidad sexual antes de alentar una intervención quirúrgica.
Fuente: Télam