En medio de ese panorama, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner pudo mostrar de manera contundente que la prédica argentina contraria a la implementación de medidas de ajuste y de flexbilización laboral como herramienta para superar la crisis, terminó siendo tomada como propia por todas las naciones que integran el G20.
Esta situación quedó explicitada en el documento final denominado "Plan de San Petersburgo".
El presidente ruso, Vladimir Putin, al cerrar formalmente el encuentro, dijo que "por primera vez en la historia (del G-20), se ha propuesto un enfoque integral en la formulación de políticas destinadas al mercado laboral, en particular en lo que respecta a la creación de empleos de calidad vinculados al desarrollo económico de cada país".
Putin señaló que si bien "el crecimiento económico se está acelerando, los riesgos siguen siendo muy altos" y por ese motivo el principal objetivo pasa por "promover el crecimiento y la creación de nuevos puestos de trabajo, principalmente mediante el fomento de la inversión, la promulgación de normas eficaces y aumentar la confianza en los mercados".
Al respecto, el documento del G-20 afirma que durante el último tiempo "la demanda privada se ha fortalecido en los EEUU y el crecimiento se ha acelerado en Japón y el Reino Unido, mientras hay signos de recuperación en la zona euro".
La advertencia viene por el lado de las naciones emergentes -el principal sostén de la economía mundial del último tiempo- donde la evolución continúa siendo positiva pero con tasas menores a la de los años precedentes, debido a que "se ha ralentizado el crecimiento en algunos de ellos".
De mediar una observación rápida se podría decir que la mejora de uno -EEUU, Japón y Europa- puede equiparar la menor evolución del otro -países emergentes-, pero la realidad muestra que no abundan las certezas respecto a si esa evolución positiva en sostenible en el tiempo.
De cara a esta situación, el presidente Barack Obama aseguró que "la recuperación (de la economía estadounidense) es el principal hito en los últimos cinco años" y que "por primera vez en tres años mejoran los indicadores económicos".
A lo que agregó que en su país "hemos sentado las bases para comenzar un crecimiento económico más sostenible".
A modo de balance, lo que quedó claro en la cumbre de San Petersburgo es que Rusia puso sobre la mesa su autoridad de anfitrión y que la mayor presión recayó sobre el presidente Obama y su cruzada por sumar adherentes a la propuesta de llevar adelante un ataque militar a Siria, que ya cuenta con el aval del Comité de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano.
En un contexto en el que reina el corto plazo y las urgencias geopolíticas, para la Cumbre del G-20 del 2014 -que será organizada por Australia- queda como gran desafío la posibilidad de darle sentido al decálogo de buenas intenciones que dicen tener en materia económico-financiera y convertir en realidad, entre otros puntos, la condena formulada a las denominadas "guaridas fiscales" y el fin de la flexibilización laboral como herramienta para superar las crisis.
Fuente: Télam