Sesenta marcas de tarjetas telefónicas prepagas inundaron los quioscos, librerías, estaciones de servicio y otros puntos de venta para responder a la necesidad de comunicación más barata y sin compromiso de continuidad que tienen desde los turistas hasta los ciudadanos locales.
La nueva obsesión de los argentinos, el control de gastos, parece encontrar una salida en esta alternativa, pese a que la información sobre el verdadero costo no siempre es clara para el consumidor final.( Télam)