La directora de Industrias Culturales del Ministerio de Cultura de la Nación, Natalia Calcagno, dijo que "en el 2002 el sector atravesaba una gravísima crisis, no había producción de libros, ni de películas argentinas, y no se podía vivir de la cultura argentina. Y el sector -agregó-, a partir de entonces tuvo un crecimiento y desarrollo impresionantes, donde un Estado apoyó en invirtió en la cultura argentina".
De la mano de las nuevas tecnologías, los sectores de audiovisual e internet fueron los de mayor crecimiento en la década, tanto en producción como en nivel de empleo, de un total de nueve grandes rubros culturales (libros, diseño, Patrimonio, formación, producción y edición musical, artes plásticas y visuales, y artes escénicas y espectáculos, entre los siete restantes).
A nivel global, mientras que en el 2003 había 275.000 puestos de trabajo, tanto públicos como privados, en el 2013 se contabilizaron 467.000 puestos, lo que representa una expansión del 70%, según datos del Sistema de Información Cultural de la Argentina (SinCA).
Asimismo, esos puestos de trabajo representan el 2,9% del empleo total argentino.
Sin embargo, Calcagno aclaró -en diálogo con Télam- que el sector se encuentra en "constante evolución, y comenzaron a proliferar industrias no tangibles", difíciles o distintas de medir a nivel de económico e igualmente difíciles de ser objeto de tributación, lo cual exige un trabajo en conjunto con la AFIP.
Por internet aparecen nuevos jugadores y servicios de manera constante, y se posicionan firmas que tradicionalmente eran de otros rubros. "Por ejemplo, hoy por internet se puede leer un libro, ver una película y escuchar música, por lo que la computadora se convierte en una pantalla cultural y firmas como Google, Youtube y Apple, se convirtieron en grandes actores culturales".
Otro caso es la irrupción de Netflix, una proveedora estadounidense de películas y entretenimientos por internet, que brinda y cobra servicios a usuarios en el país, si bien el cambio en la medición y tributación es un tema bajo análisis, según indicaron desde Cultura.
En cuanto a la inversión, hay alrededor de 5.000 millones de pesos anuales que el Estado invierte en cultura, a través de organismos descentralizados (INCAA, Biblioteca Nacional, Conabip, Teatro Cervantes, entre otros), así como a través de la Secretaría de Medios, AFSCA, Bilbioteca del Congreso, Comisión de Comunicaciones) e inversiones en infraestructura a cargo del Ministerio de Planifiación Federal, entre otros.
Por otro carril corren parte de los ingresos que llegan a las arcas del INCAA, ya que con el 10% del precio de la entrada de cine se logra un presupuesto similiar al de la administración central del Ministerio de Cultura, para fomentar la producción cinematográfica.
Calcagno expresó que en el sector de la cultura hay más inversión privada que pública y también en empleo y generación de valor agregado, la contratación privada prevalece sobre el trabajo público.
"El Estado está presente con el aporte de infraestructura, dando un impulso financiero, dando un marco regulatorio que permita la diversidad nacional o proteger y preservar el acervo cultural argentino, de los gigantes mundiales como productoras Disney, Wagner, Sony, o incluso los grandes locales", expresó.
En el rubro libros, un sector que creció en empleo pero perdió participación en favor de los tecnológicos, se benefició de las políticas a las Pyme en general, de promociones recientes como Ahora12, donde el costo empresarial del pago en cuotas lo financia el Estado.
Asimismo se creó el Programa Igualdad cultural "donde Planificación aporta mucha inversión en Infraestructura, para llevar el espectáculo a todo el país".
El comercio exterior también tuvo un gran dinamismo. El saldo exportable era favorable hasta el 2009; luego, siguió una etapa de déficit comercial producto del impacto de la crisis mundial hasta el 2012 y a partir de allí se logró torcer la tendencia y los números volvieron a ser positivos.
En 2013 la balanza quedó prácticamente equilibrada -y continuaría hoy, según cifras preliminares, con un déficit de apenas 43 millones de dólares.
Calcagno explica que el sector es muy sensible a la capacidad de adquisitiva de la población tanto a nivel local como en el mundo: "en momentos de crisis, lo primero que uno hace es dejar de consumir entretenimiento", dijo Calcagno.
Precisamente ello pasó en los últimos años en Europa, y músicos y exponentes de la cultura, comenzaron a exportar sus shows a países de América Latina, que estaban relativamente mejor parados ante la crisis internacional reciente.
Fue así como vinieron músicos del tenor Roger Waters, que vino a tocar en Buenos Aires y Rosario. ¿Qué hicimos? tratamos de exigirles que para venir a tocar contraten a técnicos argentinos, y así, en distintos rubros, con lo que pudimos saldar la balanza comercial, ejemplificó Calcagno.
El sector cultural no fue ajeno a los límites en materia cambiaria aplicados desde el 2011 debido a la "restricción externa" de dólares que soporta el país.
Al respecto, Calcagno dijo que "la política fue no prohibir el ingreso de artistas, sino poner límites para fomentar el empleo nacional, o bien fomentar acuerdos donde se solicitaba que distribuyan una cantidad mínima de películas o producción argentina en el exterior".
En cuanto a desafíos, Calcagno observa que falta diversificar más a nivel federal la producción de cultura, y ajustar la legislación vigente en el mercado de trabajo, donde en cirtos rubros prevalecen los contratos temporarios.
Por último, consultada sobre su visión acerca de la política gobierno de Ciudad, resumió: "Mauricia Macri hace unos años dijo que 'el Tango es la soja de Buenos Aires'; su mirada es la de un commodity, de un negocio extractivo pero para nosotros, la cultura es valor agregado e identidad".
Con todo, un nuevo mapa del sector cultural estará a disposicón en breve, ya que "este año comenzó a construirse el nuevo PIB cultural, que se apoya en un nuevo año base, donde a partir de ahora será el 2003 y no 1993", concluyó Calcagno.
Fuente: Télam
