Desde el fondo fiduciario para la reconstrucción de las telecomunicaciones, hasta los programas Argentina Conectada, Conectar Igualdad, la Televisión Digital y la conversión de Arsat en una empresa activa en el mercado de telecomunicaciones, todos confluyeron para generar esa transformación.
Acompañaron estos programas iniciativas como el Fondo del Bicentenario que permitió a las empresas entrantes al mercado endeudarse para expandir su cartera de productos y servicios, así como la implementación del servicio universal y la portabilidad numérica, lo que hasta ese momento constituía un derecho de los usuarios enunciado y no aplicado.
La década del 90 devastó a los proveedores de insumos para la industria del sector y la crisis del 2001/2002, dejó su marca en todos los segmentos del sector con la sola excepción del incipiente mercado de banda ancha a través de módems ADSL, cuya importación también fue demorada por el entorno económico de entonces.
La discusión por tarifas para el servicio básico telefónico, que fue un reclamo constante de las empresas, fue superada por la propia evolución del sector y la implementación de políticas que permitieron expandir la base de clientes y atravesar la barrera para llegar con servicios a los grupos socioeconómicos más bajos.
"Si uno ve las curvas de adopción de las TICS (tecnologías de la información y la comunicación) se observa la preferencia de la gente que encuentra utilidad, el impulso del sector privado de empresas que surgen y de las establecidas, y la definición de algunas políticas públicas, que juntas reflejan un esfuerzo convergente y compartido para que existe inclusión digital".
Así lo aseguró a Télam el titular de la Cámara de Informática y Comunicaciones de la República Argentina (CiComra), Norberto Capellán.
El "ecosistema", como definió Capellán al complejo industrial de las comunicaciones, incluye a los fabricantes de dispositivos.
En esa definición también coincide el titular de la Asociación de Fabricantes Argentinos de terminales electrónicas (AFARTE), Alejandro Mayoral.
"Tanto la televisión digital terrestre -por la incorporación de los conversores en los televisores- como Conectar Igualdad fomentaron la producción nacional que sin ese mercado creado por el Estado, no se hubiera dado", aseguró Mayoral en diálogo con Télam.
Pero el cambio comenzó mucho antes de la implementación de estos planes, ya en el 2005, el presidente del Grupo Dato, Horacio Martínez, señalaba que "hay un cambio en todas las reglas de juego, tenemos un sector de comunicaciones que creció mucho en la era pre Internet y creció muy orientado hacia la Capital Federal y no mirando el interior del país".
Para modificar esa situación "podes hacer todo de cero o tratar de hacer alianzas con dos o tres compañías que tengan infraestructura", una visión que ocho años después se plasmó en los acuerdos de Arsat con grandes, medianos y pequeños operadores de redes de fibra para poder intercomunicar a todo el país.
Para entonces, al multinacional Pirelli había reabierto su planta productora de cables, Siemens hacía lo propio, Alcatel ya se habían instalado en el porteño barrio de Barracas para producir módems y las firmas Globant, Datco, iPlan entre otras gestionaban créditos a tasas subsidiadas para ampliar sus portfolios.
Mientras, se reabría la promoción industrial en Tierra del Fuego y se protegía a la producción nacional de computadoras portátiles, memorias, mothers y otros dispositivos en todo el país.
En tanto en el año 2007 los temas en discusión eran la implementación de servicio universal y portabilidad numérica -enunciados en la apertura a la competencia del año 2000 pero nunca reglamentados-, el espectro radioeléctrico, la norma de Televisión Digital, y si las telefónicas podían ofrecer TV por internet.
En agosto del año 2009 la presidenta Cristina Fernández firmó con su par brasileño Luiz Inacio da Silva, el acuerdo por el cual la Argentina adoptaba para sí la norma de televisión digital terrestre japonesa-brasileña, y dejaba de lado las alternativas promovidas por los cableros (estadounidense) y por las telefónicas (europea).
Esta decisión empujó el desarrollo de software y hardware para televisión digital terrestre gratuita, así como el armado de un complejo de polos productivos de contenidos digitales.
Lo mismo ocurrió con Conectar Igualdad que al tiempo que distribuyó netbooks cada vez con más componentes nacionales para los estudiantes secundarios de todo el país, obligó a la provisión de conectividad en las escuelas y motorizó los desarrollos de aplicativos dirigidos específicamente para el ambiente educativo.
Desde las pymes de telecomunicaciones y las cooperativas reunidas en la cámara de empresas de telefonía IP (CATIP), reconocen el valor de estos programas pero ponen el énfasis en el plan Argentina Conectada que tiene como protagonista central a la empresa ARSAT que se sumó como mayorista y avanza hacia la prestación de telefonía móvil.
"El Estado ha tomado la decisión de intervenir fácticamente a partir de Empresas con participación Estatal como es el caso de Arsat defendiendo posiciones satelitales, desarrollando industria tecnológica e invirtiendo fuertemente en infraestructura básica para los próximos 20 años con un contenido Federal que acerca al interior del interior a las grandes urbes", sostuvo el titular de CATIP, Franco Cechini.
Agregó que las pymes y cooperativas de la cámara están "ansiosas por hacer realidad sus potenciales inversiones, desarrollos y productos que permitan una mejora en la calidad de servicio tan esperada por todos los sufridos usuarios Argentinos que vienen soportando un indudable maltrato, sobre todo en el segmento móvil".
Este mismo sector que emplea a más de 5.000 en todo el territorio, también marca como aún falta "equilibrar el poder de los oligopolios, que con subsidios cruzados, ahogan a las empresas que invirtieron a puro riesgo".
"Las Pymes podrán desarrollar productos y servicios más cerca de los usuarios y un esquema competitivo virtuoso que podrá mejorar la calidad de servicios a través del establecimiento de múltiples opciones", concluyó el dirgiente pyme.
Fuente: Télam
