(DIARIOC, 01/11/2010)
Inflación, nivel de inversión, crecimiento, retracción de la demanda. Los titulares de la Unión Industrial de Salta (UIS), Cámara Regional de la Producción y Cámara de Comercio e Industria plantearon en ese orden las preocupaciones que aparecieron en sus sectores tras la muerte de Néstor Kirchner. Desde el miércoles pasado, las incógnitas políticas y económicas, fundamentalmente, crecen aquí y en toda la Argentina.
Para Daniel Chávez Díaz, titular de la UIS, el diálogo y el consenso son fundamentales en este nuevo escenario y está convencido de que la discusión salarial concentrará los esfuerzos. El presidente de la Cámara Regional de la Producción, Santiago Di Tella, espera que el crecimiento y el desarrollo no se detengan mientras que su par de Comercio e Industria, Daniel Zózzoli, advirtió sobre la retracción de la demanda.
El referente de los industriales hizo votos para que “la dirigencia política lleve tranquilidad y previsibilidad al sector productivo. Es indispensable que haya acuerdos entre los sectores, principalmente entre el empresarial y el de los trabajadores, que se baje el nivel de las disputas y ambiciones, que se piense en un país inclusivo para todos los argentinos con gradualidad y oportunidad en las demandas”.
En ese sentido, ahondó sus conceptos al afirmar que “la política, sin excepciones, debe estar a la altura de las circunstancias para encolumnar a todo el país tras un objetivo trascendente: crecimiento con inclusión social”. Y repitió que “la prudencia y el equilibrio se tornan imprescindibles para que el país aproveche el entorno internacional favorable, especialmente de parte de Brasil y de los países asiáticos. La institucionalidad y la transparencia deben ser recuperadas en todos los órdenes de nuestra vida diaria, poniendo en práctica el verdadero federalismo para brindar oportunidad a provincias como la nuestra, que presenta muchas asimetrías y necesidades”.
Aún cuando a los problemas puntuales que se pueden presentar en el terreno económico, Chávez Díaz no dudo en afirmar que “uno de los problemas más importantes a resolver es la inflación. Porque con perspectivas de valores superiores al 25% es muy difícil mantener competitividad. Como consecuencia de esta situación es previsible que las negociaciones más importantes serán con los gremios por cuestiones salariales”. El pacto CGT y la UIA, que acordaron un “tiempo de madurez política”, abre de todas formas buenos augurios.
Analizó que “proponer una solución para este problema es complejo, dado que la única forma de combatirla es con un conjunto de medidas consistentes, para poder moderarla y no permitir que supere valores que la tornen poco controlable, al mismo tiempo que crecemos en forma moderada”.
Y abogó para que se creen las condiciones “para atraer inversiones. Sería una medida que ayudará, dado que es importante buscar el balance entre la demanda, que es incentivada por el Gobierno y la oferta de bienes y servicios, donde las inversiones son claves para tender al equilibrio y disminuir el impacto inflacionario”.
Finalmente, consideró que “se desarrollará con las complicaciones de siempre, ya que se focaliza en el aseguramiento de la captación de votos, sin poner el foco necesario en las medidas que tienen por objeto solucionar situaciones de mediano y largo plazo, tan necesarias para brindar seguridad y confianza. Este cortoplacismo nos resta oportunidades para seguir creciendo con desarrollo verdadero”.
“Uno de los problemas más importantes es la inflación. Con perspectivas de valores superiores al 25% es muy difícil mantener competitividad. Como consecuencia la negociación más importantes será la salarial”.
“Sufrimos asimetrías”
“Hay que esperar que el crecimiento y el desarrollo de estos años no se detenga. Vemos a una Presidenta fuerte y creemos que está en condiciones de llevar el país a buen puerto hasta el final de su mandato. Obviamente hay cosas para corregir. Pero estamos convencidos de que la institucionalidad y la gobernabilidad del país están aseguradas”.
El presidente de la Cámara Regional de la Producción, Santiago Di Tella, está confiado en que el país no sufrirá grandes sobresaltos de aquí a un año. “En lo inmediato no habría por qué esperar malas noticias, salvo el tema inflacionario, que afecta a toda la economía por igual”, analizó.
Sobre las economías regionales dijo que es fundamental corregir las asimetrías que provocan la pérdida de la competitividad, como la falta de un medio de transporte seguro y barato como el ferrocarril.
Con respecto a una posible devaluación, Di Tella sostuvo que “no es lo más conveniente”. En cuanto a las pujas salariales desatadas, el productor reconoció que “la inflación es el impuesto más recesivo aplicado a la gente común. Porque no le permite planificar nada y gasta todos sus ingresos en subsistir. Sin dudas, las pujas salariales desatadas en esta situación generan tensión entre obreros y empleadores. Pero las medidas a tomar para frenar la inflación no están a la vista, al menos por el momento”.
Demanda y devaluación
El presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Salta, Daniel Zózzoli, dijo a El Tribuno que bajar la inflación es el punto que la Presidenta debería corregir.
“Hasta hace pocos meses notábamos aumentos pequeños y espaciados. Pero ahora hay aumentos no tan pequeños y constantes en los insumos y materias básicas, lo que está generando un problema de restricción de la demanda. Si a eso le sumamos la presión de la puja salarial, porque la gente ve diluirse el poder de compra de sus salarios, el panorama tiende a volverse traumático”, definió.
El empresario acotó que “hay una cadena financiera en movimiento permanente, que se configura con pagos a 30, 60 ó 90 días, lo normal en el ámbito industrial y comercial del país, podría romperse abruptamente con un salto inflacionario o una devaluación”.
Zózzoli señaló que el arco industrial está convencido de que “la situación llevará a la Presidenta a devaluar el peso en alrededor de un 20%. La razón es recomponer el valor de las exportaciones argentinas, que están sufriendo la inflación en dólares”. El dirigente está del lado de los que afirman que “una devaluación importante sería un desastre, porque a la restricción de las ventas que ya estamos sufriendo debería agregarse un fuerte componente de aumento del costo de algunos insumos, que llevaría a una situación de pérdida del capital de trabajo”.
Fuente: El Tribuno de Salta
