Para tener una idea, una familia requirió de 445,00 pesos para no caer debajo de la línea de indigencia durante septiembre, informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). También los precios de la Canasta Básica Total (CBT) -que además de la alimentación mínima mide otros bienes, como indumentaria, vivienda y algunos servicios- subieron 0,67% el mes pasado, por lo que el mismo núcleo familiar, intergado por dos adultos y dos niños de 5 y 8 años, requirieron de $ 952,30 para no ser pobres.
Entre las brechas que se registran, se mencionó que la expectativa de vida en la Argentina es de 73,7 años, pero varía de un mínimo de 69,9 en Chaco a 75,9 en la Ciudad de Buenos Aires.
Asimismo, se indicó que el 7,8 por ciento de la población porteña tiene las necesidades básicas insatisfechas, mientras que en Formosa ese porcentaje trepa hasta el 33,6 por ciento.
En tanto, la mortalidad infantil oscila entre el 6,7 por mil entre Tierra del Fuego y el 22,9 por mil de Formosa, una provincia que en varios rubros tiene los peores registros.
Estas asimetrías regionales y problemas estructurales en cada región, condicionan la posibilidad de lograr una mejoría social pareja en todo el país.
Al respecto, se indicó que el ingreso per cápita medio familiar –según datos del primer semestre de 2006- es de 952 pesos en Tierra del Fuego y 911,3 en la Capital Federal, pero se reduce sensiblemente en otros distritos, siendo de apenas 310,1 pesos en Jujuy y de 275,1 en Chaco.
No solamente hay fuertes diferencias entre las provincias, sino también dentro de cada distrito.
En la Capital Federal, los distritos escolares de la zona sur de la ciudad concentran casi el 30 por ciento de la población escolar del sector estatal de la escolaridad primaria, aunque allí se encuentran emplazadas apenas el 20 por ciento de las escuelas porteñas.
Asimismo, la pertenencia a determinados sectores de la sociedad también implica diferencias a la hora de acceder a la atención médica u otros servicios sociales.
Un claro ejemplo de esto lo revela una estadística que incluye a la Argentina y otros países de la región, según la cual la tasa de mortalidad infantil varía grandemente según el idioma de la madre.
Por ejemplo, los bebés cuyas madres hablan quechua tienen una tasa de mortalidad del 100 por mil, que se reduce al 84 si el idioma de la madre es el guaraní, al 75 por ciento si es aimará, y a sólo al 53 por mil cuando la progenitora habla castellano.
Fuente: 26noticias.