Según la nota de El Cronista Comercial, en el Palacio de Hacienda se activaron los estudios para terminar de confeccionar la oferta que la Argentina mostrará para reestructurar, sin el FMI por medio, la deuda en default desde 2002.
Dos temas concentrarán la agenda de este primer encuentro. Por un lado, el monto de la deuda en cesación de pagos. El gobierno argentino tiene contabilizados U$S 6.026 millones.
Pero a esta cifra se le deben sumar las penalidades por los intereses compensatorios y punitorios. Los cálculos más conservadores lo ubican en U$S 1.200 millones adicionales. Economía intentará negociar una quita sobre este monto.
El otro tema a discutir será el plazo de pago. Para evitar al Fondo la negociación habrá que hacerla pasar como un “diferimiento” en vez de una “reestructuración” de la deuda. Pero ello también implica un plan de pagos más corto. En el Club de París hablan de abonar todo en un periodo no superior al año y medio. Pero el Gobierno intentará estirar este plazo hasta al menos tres años.
De acuerdo a la nota de Clarín, fuentes diplomáticas del Club de París hicieron trascender por la prensa que estaban dispuestas a que la deuda se pague en un plazo no mayor a los 18 meses, con un primer pago que alcance a la mitad del monto adeudado. A lo que el Gobierno argentino respondió que se hará una “negociación realista”, sin afectar la economía argentina.
En el interín no sólo Boudou tendrá contactos para avanzar con el Club de París. El canciller Héctor Timerman se reunirá esta semana con su par de Italia, Franco Frattini, y el tema seguramente estará en la conversación. En paralelo, la titular del BCRA, Mercedes Marcó del Pont, viajará mañana con destino a España para participar de una cumbre de banqueros centrales de iberoamérica y será otra oportunidad para sondear el ánimo en Europa con vistas a un futuro acuerdo con el Club.
El viaje de Boudou a Francia servirá además para formalizar la designación del economista Aldo Ferrer como embajador argentino en ese país. Ferrer, un productivista ligado al Gobierno, podría ser una pieza clave para aceitar las relaciones con el Club de París. Sobre todo porque la Casa Rosada intenta incorporar a la renegociación con alguna cláusula que ate su cumplimiento al crecimiento y al desarrollo en el país de inversiones provenientes de las naciones acreedoras.
El principal acreedor de la Argentina dentro del Club de París es Alemania con el 34% de la deuda. Le siguen Japón (26%), Holanda (9%), Italia (8%) y Estados Unidos (7%).
Con España prácticamente se canceló todo el pasivo por U$S 1.000 millones en una negociación aparte. Originalmente estos pasivos estaban incluidos con los del Club de París, pero el Gobierno optó en 2007 por separarlos y priorizarlos.
El 15 de noviembre pasado, a través de un mensaje por cadena nacional, la presidenta Cristina Fernández anunció que el Club de París aceptó la propuesta argentina de renegociar la deuda en default, sin la intervención del FMI.
El Gobierno pretende con ello también destrabar créditos multimillonarios hacia el sector productivo, provenientes de las agencias de inversión de los países acreedores, que hoy no pueden prestarle a la Argentina por el default de la deuda. (La Política on line)
