Al respecto, citó como ejemplo que “la definición de acuífero desde el punto de vista catastral y legal no está contemplada, por eso los recursos hídricos subterráneos no se encuentran referenciados, por lo que poder legislar o reglar sobre ellos -protección, planificar, gestionar etc. o simplemente dibujarlo-, no se puede”.
“Por esta razón sus límites no se pueden definir perfectamente en un mapa y su registrar su nomenclatura”, sentenció.
Postuló que la optimización en el uso de los recursos hídricos subterráneos se puede llevar a cabo por medio de un modelo de Gestión y Planificación “lo que se traduciría en un ordenamiento hidráulico del recurso, objetivo principal de esta charla”. Consideró que “este contexto específico de la planificación hidrológica permitirá obtener una gestión eficiente e integral de los recursos, y con un desarrollo sostenible de la región”.
A efectos de la localización de las actividades humanas, mencionó que el agua ha de considerarse desde tres puntos de vista: como recurso, como medio receptor de residuos y como ecosistema. “Desde el punto de vista del recurso, el agua debe ser inventariada fundamentalmente en términos de cantidad y calidad en función al uso que se le destine”, señaló.
Desde el punto de la gestión de la calidad del agua, dijo que “podemos definir a la calidad del agua como resultado de dos mecanismos principales, las acciones antrópicas y la dinámica del ciclo hidrológico y de sus interacciones en el espacio y en el tiempo”.
“Por tanto -agregó-, la gestión de la calidad de las aguas debe considerar ambos mecanismos que puedan ser descriptos como procesos estocásticos, en la medida que uno u otro mecanismo estén gobernados por las leyes de cambio. Así, la calidad del agua, desde una perspectiva amplia de gestión, pueda ser considerada como una variable aleatoria. La calidad del agua, como calidad ambiental, debe ser interpretada en clave humana”.
Asimismo, hizo notar que “al desarrollar planes de protección ambiental, este aspecto debe ser tomado en consideración, por la implicancia que sigue teniendo el abastecimiento de agua potable, que constituye un servicio esencialmente monopólico, que es una necesidad básica para la vida y es una de las principales armas preventivas contra la propagación de enfermedades hídricas”.