A partir de una idea e investigación sobre discursos poscoloniales en la danza, realizada por Gonzalo Reartes, los integrantes del grupo Pulsiones Danza sumaron su búsqueda estética. Haciendo una suerte de “arqueología del movimiento”, indagaron sobre la iconografía presente en cerámicas y pictogramas para insuflarles vida a esas figuras y ponerlas a bailar así, sin más, en el presente.
Lejos de la tradición folklórica establecida, la obra (re)crea la danza ancestral e invita a sumergirse en las culturas precolombinas que habitaron el noroeste argentino. La Pachamama, onmipresente, es el universo que cobija rituales y prácticas traídas al presente desde la expresión corporal.
Un chamán que cumple ritos de iniciación y que atraviesa momentos de éxtasis tras beber alucinógenos. Divinidades que asumen la forma de suris, yaguares y serpientes de dos cabezas aparecen y desaparecen de escena como espíritus en trance.
La composición escénica va a tono con una selección musical que trae al presente coplas en quechua recuperadas por Leda Valladares e Isabella Ares. Y así, aunque las coplas no hayan sido hechas para ser bailadas, en “Bicéfalos y Acorallados” los cuerpos en danza marcan el ritmo de la historia.
Con el estreno de la obra, señaló Víctor Aybar, concluye el proceso de trabajo financiado por el FNA. La expectativa ahora es hacerla circular –sumando una charla o debate- por otros espacios escénicos y por escuelas, teniendo en cuenta el aporte desde el punto de vista educativo.