Tras una ausencia de dos años, Serrat mantuvo vivo el hechizo sobre una concurrencia -mayoritariamente femenina- de diez mil personas que le dedicó gritos, aplausos y piropos, en el estadio olímpico Chateau Carreras.
Tras una introducción musical, el catalán se apropió del micrófono y comenzó a desgranar su repertorio, acompañado en guitarra por David Palau; los vientos y el violín de Alejandro Terán; el bajo y contrabajo de Alex Hernández, y la batería de Paco Garcia, todos bajo la dirección musical de Ricard Miralles, acargo del piano y arreglos. (Télam).-