Esto se suma a la enfermedad que el músico tiene desde hace años por la que prácticamente ha perdido la memoria.
Ariel Ramírez nació en Santa Fe, donde estudió piano y luego de obtener su título de maestro de escuela, decidió dedicarse a la música. En la década del 40, se radicó en Córdoba donde conoció a Atahualpa Yupanqui, que lo impulsó a recorrer las provincias, que sirvieron de inspiración para su expresión musical.
En 1943, iniciada ya su carrera de intérprete folklórico, se presentó por primera vez en Buenos Aires, participó en varios ciclos radiales y comenzó a grabar discos con la compañía RCA.
En 1950 realizó su primer viaje a Europa, donde interpretó música argentina y sudamericana en salas de concierto de las Universidades de Barcelona, Santander, Roma, Cambridge, Utrecht y Amsterdam.
También incursionó en el cine, al producir bandas sonoras para algunas películas de los directores argentinos Leopoldo Torre Nilsson, Fernando Ayala y Héctor Olivera, y en otros medios como Luz y Sonido en la Quinta Pueyrredón, con libro de Victoria Ocampo.
Entre sus obras más conocidas se encuentran Misa Criolla, Mujeres Argentinas, Alfonsina y el mar, La Tristecita, Navidad Nuestra y La Hermana Perdida.
Fuente: minutouno.com.ar