La trama no alcanzó o el horario no ayudó. Lo cierto es que a menos de dos meses de su salida al aire, el canal de las pelotas optó por levantar el programa y acelerar el lanzamiento de la nueva edición de Gran Hermano. ¿Los actores? Se enteraron al mismo tiempo que la prensa.
“Todo lo que salió en los medios fue cierto”, arranca un enojado Federico D’Elía en una entrevista concedida al diario La Razón. “Me parece que estamos transitando algo que no entendemos muy bien La tele está medio enferma, no me sorprende que esto ocurra, pensábamos que en algún momento iba a pasar. Nosotros, los actores, tenemos que tomar conciencia de que esto claramente es un negocio. Son piezas de un tablero de ajedrez, pero el partido lo juegan otros”; dispara.
Pero, ¿cómo se enteraron? “Cuando nos dieron la noticia estábamos por grabar el número 46. El que se va a ver esta noche, es el 49. Yo leí los capítulos sólo para saber cómo terminaba, sin ganas, éstos no fueron días buenos para grabar, no hubo buen clima”, confiesa.
Sobre el final, el actor asegura que la abrupta decisión no sólo dejó conceptos sin hilar sino que tampoco respetó el concepto que, desde el inicio, la novela quiso imponer. “La historia va a terminar, pero se desfiguró lo que era, hubo que darle un final. El final es raro, eso sí, sin la lógica con la que se planteó el programa desde el principio”, aclara.
En relación a su competencia televisiva, D’Elía apunta al fenómeno de Bailando por un sueño y desliga responsabilidades. “Lo de Tinelli hace muchos años que existe y es cíclico. Lo preocupante es el boludeo de alrededor, los programas satélite”, destacó. (Minuto Uno)
